Área de esparcimiento, hábitat de aves y roedores como ardillas, el Bosque Cuauhtémoc sobrevive entre el saqueo a sus recursos y sus espacios.
Mesa de Cienciario
Zona depredada tanto en sus recursos como en su patrimonio, es en lo que se ha convertido el Bosque Cuauhtémoc en esta ciudad capital, donde uno de sus límites presenta una vandalización extrema que refleja la ausencia de medidas para su resguardo.
Los saqueos y robos de piezas, cuando no su destrucción sin otro fin aparente que la de causar un destrozo, han sido parte de este escenario en la zona que limita con el Acueducto, donde al paso del monumento se observan pedestales vacíos, bases apenas de lo que fue el soporte de una pieza escultórica.
Desde inicios del 2018, se intensificaron los saqueos y destrucción de elementos en la pomposamente denominada Calzada o Paseo Escultórico, inaugurado el 9 de diciembre del año 2017, cuando Silvia Figueroa Zamudio fungía como titular de la Secretaría de Cultura. Desde entonces, el lugar careció de límites o una protección específica en el corredor aledaño al Museo de Arte Contemporáneo “Alfredo Zalce”.
En la zona, el conjunto de esculturas entre presuntos estilos cercanos al modernismo o la abstracción en su mayoría, convivían con un busto clásico dedicado al compositor moreliano Jesús Monge e instalado ahí por el Ayuntamiento Moreliano, además de otras dos dedicadas a la música, una de ellas sustraída y que aludía a una guitarra.

El Bosque Cuauhtémoc, ubicado en lo que se denominó el viejo barrio de San Pedro, incluye otras efigies destrozadas en su interior y de la que sobrevive la Minerva, e incluso algunas fueron repuestas, como la dedicada al emperador azteca. Otro mamotreto de metal dedicado a la Universidad Michoacana, fue ubicado en las cercanías del lugar.
Zona de los hospitales Infantil y Civil, el área se ha convertido además en un campamento montado por familiares de pacientes que provienen del interior del estado y ahí pernoctan en hamacas y casas de campaña para acompañar a sus enfermos, ello ante la insuficiencia de un albergue inaugurado en el año 2017 y que mostró de inmediato sus deficiencias cuando a los pocos días de inaugurado parte de sus instalaciones se vieron inundadas por una severa tormenta que abatió su techumbre.
El área de instrumentos para hacer ejercicio, cabe añadir, es otra área devastada por el vandalismo, por lo que en su mayoría éstos ya lucen inservibles.

Desaseo, agua estancada, al igual que una reforestación que avanza lentamente y no al ritmo en que fueron derribados sus viejos árboles, son parte de un escenario que a principios del Siglo XIX se erigió como zona de casonas para los nuevos ricos vallisoletanos, que de esta manera fueron desplazando el antiguo barrio de indios.
El Bosque Cuauhtémoc es aun así uno de los pulmones de la ciudad. Morelia, de acuerdo con un censo levantado por la UNAM, cuenta con alrededor de 50 mil árboles.
En el portal del actual Ayuntamiento de Morelia, ni siquiera aparece una cita del lugar o de cualquier otro espacio público significativo, no obstante lo emblemático del mismo para la memoria colectiva de los morelianos.
Fotografías: Fotofractal