Decretos que no se cumplen y que se complementan con un relajamiento al parecer sin control en la movilidad social, además de la carencia de campañas públicas persistentes sobre los riesgos, son parte del escenario en las últimas semanas en la capital estatal y que sin duda repercuten en un aumento de contagios por covid-19.

 

Raúl López Téllez

El llamado al confinamiento y a mantener precauciones fue hecho a un lado por cientos de paseantes que abarrotaron este fin de semana calles y plazas, incluso cines. Pudo más la tentación de salir a la calle en fechas dedicadas a honrar a los difuntos, pese a que autoridades implementaron cierres de cementerios como medida para contener la concentración de ciudadanos, quienes sin observar más allá de, en algunos casos, el portar cubreboca, hicieron a un lado la sana distancia y se aglomeraron principalmente en el centro de Morelia.

Desde el pasado viernes 30 de octubre, las selfies daban cuenta en las redes sociales de quienes presumieron una visita a Cinepolis Centro para aludir a su participación en alguna función presencial del Festival Internacional de Cine de Morelia, en tanto que antros y restaurantes se abrieron más allá de la presunta atención al 50 por ciento de su capacidad, de acuerdo al semáforo Naranja en que se encuentra Michoacán.

Sábado, domingo y lunes, las escenas se repitieron con mayor ánimo, con el relajamiento pleno, en una secuela de actitudes que evidentemente configuran escenarios de contagio en la capital estatal donde se concentra el mayor número de casos, más de 5 mil hasta la fecha.

Lo cierto es que desde el inicio de la pandemia en la entidad, en marzo pasado, poco se ha observado en cuanto a medidas de aislamiento por parte de sectores económicos y ciudadanos atrapados entre la emergencia sanitaria y la necesidad de laborar ante una realidad latente: más del 60 por ciento de la fuerza productiva se encuentra en la informalidad, es decir, quienes no dependen de un salario fijo y tienen que salir a conseguir el diario sustento, de acuerdo con cifras del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán.

A ello, hay que sumar que del decreto emitido por el gobierno estatal en agosto pasado, poco o nada se ha cumplido, en parte por un gobierno municipal que por ser opuesto políticamente al de la entidad, ha optado por hacer las cosas a su modo, como el tolerar el funcionamiento de sectores no esenciales al cien por ciento.

¿Qué es lo no se ha hecho bien, o a medias?

Transporte Público  

Más allá de las quejas de los permisionarios del servicio y la presunta desinfección de unidades, lo cierto es que nunca se han establecido topes a su cupo, por lo que principalmente en las horas pico es posible observar aglomeraciones en las unidades, además de que en ocasiones son los propios conductores quienes no portan el cubreboca establecido como obligatorio en los espacios públicos e incluso se permite el abordaje de pasajeros que no lo traen, pese a las leyendas que ostentan las propias combis o microbuses.

Plazas públicas

Plazas públicas se mantienen abiertas y sin límite a la presencia o cruce de paseantes, donde destaca la falta de módulos informativos o se hace menos presente la campaña de sanidad ante la pandemia. Jóvenes en su gran mayoría pasean sin precaución alguna e incluso elementos de seguridad pública no portan cubreboca.

Tianguis y mercados públicos

Las actividades en estos lugares se han mantenido prácticamente sin interrupción, con una alta afluencia de clientes y comerciantes desde el inicio de la pandemia en la entidad. Los tianguis establecidos en colonias populares sobre todo, mantiene actividades entre semana y los sábados y domingos es cuando observan una mayor presencia, para cuyo acceso no hay mayor medida de higiene que una dotación de gel antibacterial y en algunas ocasiones pisar un tapete con desinfectante.  

Marchas y manifestaciones públicas

La limitación o evitar las concentraciones multitudinarias están consideradas en el decreto emitido por el Gobierno de Michoacán como parte de medidas preventivas para contener contagios y que sin embargo se suceden prácticamente a diario desde hace varios meses. Fanáticos de futbol, feministas, normalistas, docentes y ciudadanos como el pasado fin de semana, han hecho caso omiso de evitar las concentraciones masivas y reclamar tanto adeudos de prestaciones y salarios, como demandar una plaza en el sistema educativo o condenar el creciente feminicidio y abogar por el aborto legal, protestas o reclamos en los que en muy escasos contingentes, se observan el uso de cubrebocas y mantener una sana distancia.


Fotografías: Photofractal Taller.