La cumbre del clima concluyó este domingo 20 de noviembre con un doble sabor de boca. Después de casi 30 años por fin se retoma el tema de “perdidas y daños” y se logra el primer fondo para financiar los impactos del cambio climático. Pero deja un mal sabor de boca por la falta de ambición y resultado con respecto a los combustibles fósiles. Aquí reflexionamos sobre cinco áreas clave y algunos de los avances que se lograron en Sharm el Seij, Egipto, estas semanas.

 

Leonor Solís

No lograremos los 1.5°C

Uno de los principales objetivos de esta COP27 era reforzar y revisar los compromisos de emisiones presentados el año pasado en Glasgow, UK. Los compromisos de los países son necesarios para garantizar asegurarnos de que el calentamiento global se limite a 1.5°C y no lleguemos a situaciones catastróficas. En Egipto no se sumieron tales compromisos y los observadores de la COP concluyeron que el mundo estará destinado a calentarse más allá del límite que se había propuesto.

El profesor Kevin Anderson, del Centro Tyndall de la Universidad de Manchester, respaldó este punto al periódico The Guardian y señaló que, «un año después del Cop26 de Glasgow, se han arrojado a la atmósfera otros 40.000 millones de toneladas de dióxido de carbono. Otra miserable fachada de preocupación por el clima llega a su fin:”

En las decisiones finales de la COP27, se hace referencia al escenario de 1.5℃ planteado en la COP 21 de París, pero sólo se reconoce el objetivo. No se mencionan las vías ni los planes para alcanzarlo. No ha habido líderes que hayan roto con la industria de los combustibles fósiles.

Pérdidas y daños

Como era de esperar, la Cop27 estuvo dominada por los argumentos sobre las compensaciones climáticas debidas a los países más pobres. El calentamiento global ha sido causado por las naciones industriales que utilizaron los combustibles fósiles para enriquecerse. Por lo tanto, deben compensar a los países que más están sufriendo el cambio climático. Entre estas reclamaciones por «pérdidas y daños» se encuentra la reciente factura de 30.000 millones de dólares de Pakistán por sus inundaciones.

Se esperaba que se pudiera llegar a un acuerdo, pero la confusión rodea los detalles del mismo. «El único punto positivo de la COP27 ha sido la renovada seriedad en torno a las pérdidas y los daños, con cientos de millones comprometidos a través de varios planes», dijo la geógrafa Laurie Parsons, de la Universidad Royal Holloway de Londres, al periódico The Guardian. Se considera un triunfo porque en casi 30 años o no se había tocado el tema en las COP o no se lograba ningún avance. Sin embargo, “siguen existiendo grandes preocupaciones. La financiación total necesaria para la adaptación es de al menos 25 billones de dólares para 2030, por lo que todavía estamos lejos de alcanzar la meta”, aseveró Parsons.

Lo más decepcionante, es precisamente la implementación de lo que el propio G20 en esos mismos días de la COP27 habían acordado: “Aumentar urgentemente la ambición de mitigación y adaptación”, centrándose también en la financiación de pérdidas y daños. La falta de concreción indica que los países desarrollados siguen sin aceptar que las crisis geopolíticas, energéticas y económicas son razones para acelerar la acción, no para romper las promesas una y otra vez.

No más gas ni carbón

En la Cop27 se esperaba que se redujera seriamente la quema de carbón, gas y petróleo por parte de la humanidad, las principales causas del cambio climático. Este optimismo surgió de la petición de India de reducir progresivamente la quema de combustibles fósiles -aunque no de eliminarlos-.

Pero la cumbre no abordó las causas de los impactos del cambio climático: el uso de combustibles fósiles y la destrucción de la naturaleza. Los países no llegaron a un acuerdo para la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles, basándose en el llamamiento a la eliminación progresiva del carbón realizado en la COP26 de Glasgow. Y no lo hicieron porque el tema apenas estuvo en la mesa, como otro de las más inquietantes, que tampoco estuvo presente: el de los subsidios a los combustibles fósiles por parte de los Estados. Sin estos temas en el centro de las negociaciones no debe extrañar el escaso progreso en los objetivos principales de la acción climática.

La necesidad de adaptarnos a un mundo más cálido

Limitar las emisiones de gases de efecto invernadero son la primera medida en este intento por minimizar el calentamiento planetario. Sin embargo, el fenómeno del cambio global incluye que busquemos adaptarnos a múltiples situaciones que se presentan cada vez más en el planeta e intentar ser lo menos vulnerables a inundaciones, sequías, subida del nivel del mar y las catástrofes agrícolas que se avecinan a medida que el planeta se calienta. Estas adaptaciones consistirían en mejorar las defensas contra las inundaciones, los diques, el traslado de las comunidades a terrenos más altos y la protección de las carreteras y las vías férreas contra las tormentas y las inundaciones.

En la COP27 se han sugerido algunas mejoras de los compromisos anteriores, con informes que indican que podría acordarse una duplicación de la financiación para la adaptación. Sin embargo, los científicos vuelven a advertir que los niveles de financiación prometidos siguen estando muy por debajo de las inversiones que se necesitarán en un futuro próximo.

La pérdida de la Biodiversidad

El calentamiento global amenaza con devastar los hábitats de todo el mundo, poniendo en peligro de extinción a miles de especies, desde los osos polares y los tigres hasta las mariposas monarca y las tortugas marinas.

El sistema más vulnerable y por tanto la amenaza más importante, es la que se cierne sobre los arrecifes de coral del planeta, que sirven de hábitat a miles de especies. Un calentamiento planetario de 1.5°C hará desaparecer entre el 70 y el 90 por ciento de los arrecifes de coral. Mientras que un incremento de 2°C los destruirá un 99 por ciento.

Amenazas como éstas se debatirán intensamente en la Cop15, la cumbre de la biodiversidad de la ONU que se celebrará el mes que viene. Sin embargo, en Egipto no se ha hecho ninguna mención a la conferencia, a pesar del fuerte vínculo existente entre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Por otro lado, la llegada de Lula da Silva, el nuevo presidente brasileño, puso una nota más positiva al comprometerse a hacer todo lo posible para salvar los bosques tropicales de su país, en contraste con el pesimismo de años anteriores sobre su destino.


Fotografía: Marek Piwnicki | Unsplash


Mi pasión personal y profesional es la comunicación ambiental, en específico la comunicación audiovisual ambiental. Trabajo realizando esa labor en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM. Soy miembro de la mesa directiva de la Asociación Internacional de Comunicación Ambiental y miembro fundador de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Me gustan muchas cosas muy disímiles, pero más me gusta la idea de compartir, compartir curiosidad, aficiones, gustos. Compartir y construir juntos. Por eso me dedico a compartir lo que me encanta y me parece importante. Encontrar otros que comparten lo mismo, hacen y no se dan por vencidos, es el regalo.  Espero nos encontremos en este camino.