El temor a contagiarse convive estrechamente con el de quedarse sin trabajo, según datos que visibilizan una situación de alteración emocional entre trabajadores en México bajo el confinamiento por la pandemia.

 

Mesa de Cienciario

El miedo a perder el empleo es alto entre personas que trabajan bajo el modelo home office impuesto por la pandemia, de acuerdo a un estudio de la Facultad de Psicología de la UNAM. Estrés crónico, postraumático y económico; síndrome de desgaste ocupacional, trastornos de ansiedad e incremento en la depresión, son otras consecuencias detectadas.

El estudio “Impacto del COVID-19 en trabajadores mexicanos”, que se aplicó en un universo de 5 mil personas en todo el país, dirigido por la Coordinación de Psicología Organizacional de la dependencia universitaria, arroja que 81 por ciento vive con miedo a perder su empleo, además de que se ha incrementado el consumo de drogas como alcohol, tabaco y otras.

Otro aspecto detectado es el de la carencia del derecho a desconectarse del empleador, Un 44 por ciento de los encuestados reportó tener comunicación con los jefes después del horario laboral, “y esto nos refiere a un tema pendiente en la cultura que es el derecho a la desconexión. Las autoridades en materia laboral podrían trabajar al respecto para tener con claridad los lineamientos de cómo se aplica el home office y cuándo es sano que la persona pueda desconectarse de su trabajo”, subrayó Érika Villavicencio, adscrita a la Facultad de Psicología y quien previó que al menos dos años se mantendrán las principales afectaciones por este esquema laboral.

De los datos logrados, se encuentran los siguientes:

-Motivos del estrés: aislamiento, falta de contacto con familiares y compañeros de trabajo, pérdida de horarios laborales y la amenaza de despido laboral.

-Un 81 por ciento de encuestados, “vive con temor de perder su empleo debido a los constantes recortes en la planta laboral o cierre de empresas, situación que les genera “miedo que paraliza a la persona, la distrae y la lleva a estar en un constante estado de alerta que afectará su salud mental y, por ende, la concentración en su trabajo”, detalló.

-Un 87 por ciento “se siente afectado económicamente, lo cual es preocupante porque 75 por ciento tuvo una reducción en sus ingresos, o tiene familiares que recibieron un recorte mayor al 50 por ciento de su salario. En consecuencia, el 90 por ciento está preocupado por los gastos del hogar”.

-Un 63 por ciento de los trabajadores, “ya está afectado por no ver a sus amigos o seres queridos”.

-La mitad de los encuestados presenta trastornos de sueño.

-El 34 por ciento, “ha pasado tanto tiempo sin salir de casa que considera afectada su salud mental y física”.

-Un 89 por ciento tiene miedo de contagiarse de la COVID-19.

-Un 12 por ciento incrementó el consumo de alcohol y 6.5 por ciento aceptó que en este periodo adoptó una adicción: alcohol, tabaco, u otras drogas.

La especialista consideró que los datos de la encuesta constituyen “un llamado a las organizaciones para entender que en muchos casos la medida de implementación de home office no ha sido lo más eficiente, esperaríamos que después de tantos meses llevando esta práctica se implementaran mejoras”.

Llamó a “tomar medidas urgentes que contribuyan a que el desempeño continúe, que la productividad se alcance y se impacte menos en la salud de los colaboradores”.


Fotografía: Dan Dennis | Unsplash