Términos que generalmente se usan como sinónimos y que no son tales. En este texto publicado en Cienciario el 19 de junio del 2018, el autor analiza las características de cada uno de estos, que redunda en cambios genéticos naturales o inducidos y que buscan potencias las características o cualidades de las especies.

 

Rafael Salgado-Garciglia

En varias ocasiones, híbridos e injertos se usan como sinónimos o bien se confunden, y por supuesto, ¡no son lo mismo!

He escuchado no solo a los inexpertos del tema de las plantas sino también a algunos de los que cultivamos o estudiamos a éstas, que una planta injertada obtiene características de la planta donde se realizó el injerto, es decir que obtienen cambios genéticos, y ¡no es así!

Primero definiré que es un híbrido para entender más claramente las diferencias de éste con un injerto.

Los híbridos son producto de la reproducción sexual

Un híbrido se obtiene por la cruza entre dos especies, principalmente que pertenezcan al mismo género, aunque es posible en algunos organismos ocurra la cruza entre géneros diferentes. Con la definición queda claro que los híbridos sólo se obtienen por reproducción sexual.

Un ejemplo clásico de un híbrido animal es el obtenido por la cruza de un caballo (Equus ferus caballus) y un burro o un asno hembra (Equus africanus asinus), denominado burdégano (E. ferus x africanus); las mulas (E. africanus x ferus) son el resultado de esta misma cruza, pero con una yegua (E. ferus caballus) y un burro macho.

Estos híbridos son obtenidos por individuos del mismo género, pero de diferente especie, las cuales son diferentes en uno o más caracteres heredables y su descendencia mayormente es estéril o parcialmente fértil, debido a la incompatibilidad cromosómica. El nombre científico siempre se especifica con el nombre de las especies cruzadas con el símbolo “x”.  La hibridación es posible que suceda de manera natural pero el hombre se ha encargado de obtener híbridos artificiales, es decir, éstos que en la naturaleza jamás podrían obtenerse.

Retomando el tema de las plantas, la hibridación en éstas es un mecanismo que ocurre en la naturaleza de forma espontánea y casi aleatoria, con una ocurrencia mayor que en los animales. Algunos tipos de plantas de diferente especie se cruzan por efecto de la polinización cruzada (por viento o agentes polinizadores), dando como resultado un intercambio de genes que se reflejan en las semillas que forman individuos distintos a los progenitores.

Los ejemplos son muchísimos ya que pueden cruzarse entre géneros, subespecies y variedades, hibridaciones naturales que ocurren entre el 50 y el 70 por ciento en las angiospermas (plantas con flores). Es por esto, que varios científicos desde hace más de 300 años han dedicado sus investigaciones para entender los productos de la hibridación en plantas, como los experimentos de las cruzas que realizó Gregorio Mendel en 1865, con lo que contribuyó a postular “Las Leyes de la Herencia”, cruzando chícharos con flores de diferente color y semillas de diversas características (lisas y rugosas).

Esto es el gran ejemplo que ocurre en la naturaleza de la reproducción sexual de las plantas para ganar nuevas características y heredarlas, proceso muy importante para su adaptación pero que el hombre ha aprovechado para producir “nuevas” plantas de valor alimentario y de importancia en la floricultura. La mayoría de los cultivos más importantes en el mundo (trigo, arroz, maíz, soya, cebada, algodón, sorgo, frijol y girasol) son híbridos, que han sido producidos o seleccionados debido a que muestran mayor rendimiento además de otros atributos que no tienen las especies silvestres de las que se originaron.

Entre los frutales que hibridan con facilidad tenemos a los cítricos (Citrus), lo que ha dado origen a las variedades comerciales actuales de naranjas, mandarinas, limones y toronjas; el tonjelo es un híbrido entre mandarina y toronja (Citrus x tangelo) que existe desde hace unos tres mil años.

Otros híbridos comunes no naturales, son los cultivares modernos de fresas (Fragaria x ananassa); el “limequat”, un cítrico híbrido entre el limón y la naranja china llamada kumquat (Citrus x floridana); el “Peacharine” híbrido de durazno y nectarina; el cerezo Duke (Prunus avium x Prunus cerasus); la mandarina sin semilla (Mandarino IVIA TRI-703) y el aguacate  “Hass”, un híbrido no estéril entre dos variedades de aguacate que habitan en nuestro país, el aguacate nativo mexicano (Persea americana var. drymifolia) y el aguacate guatemalteco (Persea americana var. guatemalensis).

En la floricultura, la hibridación artificial se ha convertido en un verdadero negocio ya que, en algunos países como Holanda, Alemania, Francia, Italia, España, China, Ecuador, Colombia y Kenia, se producen miles de híbridos de plantas de ornato con modificaciones en el color, forma y tamaño de las flores.

Las rosas, las violetas, las gerberas, los anturios, los tulipanes, las orquídeas, los claveles, los geranios y los crisantemos, son de las plantas con mayor generación de híbridos; en los últimos años se han obtenido híbridos increíbles de las rosas del desierto (Adenium obesum), las coronas de cristo (Euphorbia milii) y las vincas o teresitas (Catharanthus roseus).

Pero entonces, ¿qué son los injertos?

El injerto es un método artificial de propagación asexual (vegetativa) de las plantas, por el que se unen dos plantas distintas, particularmente de especies muy cercanas, por lo que siempre tendremos la planta portadora (portainjerto), que será la parte basal del tallo y el sistema radicular también llamada planta “patrón”, y la planta donadora (injerto), que dará lugar a la parte aérea (tallo, ramas, flores y frutos) de la nueva planta. Este método de propagación data de hace unos tres mil años en China, aunque su práctica se generalizó hasta el Siglo XVII, su finalidad principal es otorgar la resistencia a patógenos del suelo, mejorar la nutrición y acelerar la madurez reproductora.

Para injertar, se puede seleccionar una yema o parte joven de una rama (injerto de yema) o un brote (injerto de púa), los que se cortan de cierta forma según la parte del patrón que recibirá el injerto, con el fin de que entre ambos se produzca la unión con las células o tejidos que estén en contacto, la que después cicatriza. Para que pueda el injerto continuar su desarrollo como una planta única, esta unión debe cumplir ciertas características, como la similitud en la forma y la función de los tejidos conductores.

Los injertos generalmente se realizan entre plantas de la misma variedad o de la misma especie, como las rosas, mangos, manzanos, perales y aguacates, aunque en algunas plantas es posible realizar injertos entre especies diferentes como en los cítricos. En el último siglo se realizan injertos en plantas de la familia de las cucurbitáceas (ej., calabaza y pepino), y de las solanáceas (ej. papa y jitomate). Además, el injerto es de gran utilidad para la propagación de cactus de difícil cultivo, sobre todo de aquellos que presentan coloraciones exóticas en sus tallos, ¿los has visto?

De hecho, los híbridos deben de propagarse asexualmente para que no pierdan sus características genéticas, pero sobre todo aquellos que son estériles o que producen frutos sin semillas. El injerto es un método muy utilizado para ello; el aguacate “Hass” requiere ser injertado en el aguacate nativo mexicano (portainjerto), para asegurar no solo su propagación sino para mantener las particularidades que lo hacen tan comercial.

Una vez unidos el portainjerto y el injerto, cada uno conserva sus características genéticas.


Fotografía: Pixabay.

Profesor e Investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo biotecnólogo y cultivador de plantas, pero también…de ciencia.