En todo momento los jóvenes que abracen la investigación científica como vocación deben mantener sus propósitos y objetivos, afirma Jesús Alberto Toalá Sanz. En México hay privilegios a ponderar, como la formación gratuita que ofrecen las universidades públicas, dice el especialista en estrellas evolucionadas.

 

Raúl López Téllez

Jesús Alberto Toalá Sanz es un joven investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) en el Campus Morelia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El año pasado fue designado merecedor de la Cátedra Marcos Moshinsky, reconocimiento que le permitirá desarrollar un proyecto con apoyo financiero de la máxima casa de estudios del país.

Entrevistado por Cienciario, se considera no un privilegiado, pero sí un afortunado en cuanto haber tenido la oportunidad de acceder a becas y otros apoyos que permitieron su formación dentro de la educación pública. Lamenta también que en las actuales circunstancias que vive el país, el gobierno federal haya optado por recortar apoyos a la investigación y sobre todo a la formación de nuevos científicos.

Aunque no todo es un panorama incierto, señala convencido. Mientras haya jóvenes decididos a aprovechar las oportunidades que ofrecen instituciones educativas como la UNAM, a mantener sus objetivos pese a los obstáculos, habrá esperanza para que la investigación persista mása allá de criterios políticos.

-¿Cuál es en promedio la edad de un científico joven en México?

“Contando todos los años que uno tiene que estudiar, diría que unos 37 años”.

-¿Cuántos años ha estado fuera del país?

“Sumando todo, casi siete años”.

-Usted es un especialista en estrellas evolucionadas, en términos llanos, ¿qué son este tipo de estrellas?

“En términos de astronomía, una estrella es joven y está generando energía cuando convierte hidrógeno en helio, que es usualmente lo que pasa en el Sol, el Sol por ejemplo es una estrella joven. Este proceso es el que la hace brillar, son procesos nucleares que transforman hidrógeno en helio; cuando las estrellas se terminan, el hidrógeno es un núcleo y empiezan a ocurrir cambios muy dramáticos dentro de ellas, empiezan algunas de ellas a perder temperatura, vientos estelares o pierden masa de manera muy potente, es cuando empiezan las estrellas que llamamos evolucionadas, están en las etapas finales de sus vidas antes de explotar como supernovas o generarse … Las estrellas pasan el 90 por ciento de su vida quemando hidrógeno”.

-¿En qué nivel se encuentra el país, respecto a la calidad en temas relevantes en radioastronomía y astrofísica?  

“México tiene una participación muy importante en muchos ámbitos, por ejemplo, en México existe gente que ha hecho aportaciones muy grandes a la formación estelar, a los procesos físicos que explican cómo se forman las estrellas; también aportaciones en la instrumentación, por ejemplo México sigue contribuyendo al Gran Telescopio de Canarias, en España, un telescopio que mide diez metros y participa desarrollando tecnología e instrumentación para este telescopio que usa gente de todo el mundo; en particular, yo estoy en la UNAM, aunque hay tres institutos  dedicados cien por ciento a la astronomía, y aunque relativamente hay pocos astrónomos, hay aportaciones a nivel internacional de gente muy pionera. México si ésta bien parado.”

En astronomía, los beneficios son largo plazo, usted ha comentado, no inmediatos, ¿cuáles serían esos beneficios en términos generales?

“La gente que se dedica a la medicina o a curar enfermedades, por ejemplo la gente que desarrolla la vacuna (refiriéndose a la que esperan contrarreste a la covid-19), van a tener un impacto directo; en astronomía, no es así, sin embargo tiene aportaciones indirectas, por ejemplo, la astronomía requiere tecnología para ciertas cosas, para los telescopios astronómicos que usamos ahora han creado las cámaras PCD, y ahora esas camaritas las tenemos en nuestros celulares, es un ejemplo muy burdo, pero la astronomía para desarrollarse requiere tecnología que posteriormente impacta nuestra vida.”

-¿Qué le motivó a interesarse por la ciencia y concretamente por el espacio?

“Estudié la licenciatura en Física, en Sinaloa, y la física tiene muchas áreas, uno estudia fenómenos físicos como la gravedad, el movimiento de los cuerpos, los gases, los fluidos, entonces, cuando estaba terminando mi carrera, yo quería estudiar algo que fuera como una mezcla de las diferentes áreas de la física, en particular, por ejemplo, hay gente que se dedica a la óptica, a cosas de láser o luz… lo bonito de la astrofísica a mi parecer, es que uno usa herramientas de las diferentes áreas de la física para explicar fenómenos y eso fue algo que me atrapó, pero obviamente cuando estás frente a las imágenes otras cosas te atrapan.”

-Recibir el apoyo de la cátedra, en un tiempo de dificultad incluso de polémica en México por apoyos a la ciencia, ¿qué reflexiones le motiva?

“La situación por la que estamos pasando es difícil, hay opiniones encontradas, sobre si se apoyan las decisiones del gobierno federal o que no; en los últimos años, CONACYT ha apoyado muy poco a proyectos de ciencia básica, de ciencia de frontera, muy poco dinero, ahora mismo parece que van a entregar apoyos de una convocatoria que salió en el 2018, por ejemplo, por ese lado los astrónomos y los científicos no sentimos un apoyo de parte del gobierno federal, entonces, este tipo de Cátedras, aparte de ser un reconocimiento, viene con un premio económico que se puede utilizar para arrancar proyectos, esa es una gran ventaja.”

-¿Cree que el gobierno federal debe recapacitar, en esta visión que pretende imponer o establecer sobre la política científica en México?

“Creo que sí. No me considero muy fuerte para opiniones políticas, pero la ciencia debería ser el motor de un país para que se genere prosperidad, como te repito, muchas áreas de la ciencia como la ciencia básica, no tienen resultados directos, pero a largo plazo, cuando un país apoya a estas áreas científicas, pues está apostando por su futuro”.

-Hoy la pandemia nos ha hecho ver que la ciencia también se convierte en un tema relevante, aunque en México nos falta mucho más en términos tanto de educación como de divulgación, ¿qué opina?

“Totalmente de acuerdo; para bien o para mal, una de las cosas que ha traído la pandemia es darnos cuenta que la ciencia debería ser un pilar para toma de decisiones, por ejemplo hay reportes diarios de parte del gobierno, donde dependiendo del número de gente infectada, el gobierno toma decisiones o se actúa respecto a eso, es una prueba muy grande de que necesitamos científicos preparados en diversas áreas.”

-En el caso personal, ¿qué ha implicado para usted esta emergencia sanitaria para su actividad como investigador, se han limitado o cerrado algunos espacios por la prevención?

“En particular en la UNAM se han tomado las precauciones de trabajar desde la casa, en particular todo este año me la he pasado trabajando desde mi casa; la astronomía es una ciencia que nos permite con una computadora, hacer nuestros cálculos, analizar observaciones, sin embargo otras áreas no tienen esa ventaja, como las biológicas, donde se tienen cultivos, experimentos, me imagino que ha de ser más difícil, donde los científicos tienen que ir a cierto instituto o laboratorio.”

-¿Falta mucho para que en México se considera importante, influyente, la figura del investigador de ciencia?

“La respuesta es sí y no. Sí en el sentido que falta reconocimiento por parte de los gobiernos en general, no sólo del actual, apoyar la ciencia es apostar por el futuro del país y que a la larga la gente no tenga esta concepción de que los científicos son como una mafia o que somos políticamente de ciertas ideas, cuando un científico debería concentrarse en los resultados científicos sin ningún impacto político. Tenemos herramientas en México, tenemos el poder científico, los cerebros, claro, pero al mismo tiempo no siempre hay los apoyos. Yo soy de una familia de relativamente bajos recursos económicos en Sinaloa, y tuve la oportunidad de tener beca para maestría y luego tuve beca para hacer el doctorado, oportunidades que ojalá hubiera más para que los estudiantes sacaran todo el potencial y tuviéramos mejores o más grandes científicos que cambiaran esta concepción.”

-En ese caso, ¿se considera usted parte de un sector privilegiado por haber tenido esa oportunidad?

“Privilegiado, no sé si usaría esa palabra, porque fui un estudiante dedicado, quisiera decir que me gané esas becas que tuve, nadie llegó a regalármelas; soy privilegiado de haber estado en tiempos donde había apoyos para los estudiantes, para irme a otro país, para estar en posgrados de la UNAM, por ejemplo y el privilegio de haber estudiando algo que me gusta.”

-¿Qué le diría a un joven que va empezando su carrera, en un país donde parece que de repente las oportunidades se cierran?

“Es difícil, siempre es difícil cumplir las metas de uno mismo, requiere de empeño y dedicación y disciplina. Yo le diría a un joven que, es cierto que tenemos muchas desventajas respecto a otro país, sin embargo también tenemos otras ventajas: la educación en México en muchas universidades es prácticamente gratuita, hay que saber aprovechar y tomar las oportunidades que se nos presentan, pero cumplir nuestras metas también requieren dedicación.”


Ilustración, Pixabay.

Fotografía, cortesía de la UNAM.