“Con fines de aumentar el número de individuos de las poblaciones que existen en Michoacán, además de programas para su propagación tradicional de este árbol, recientemente investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo establecieron cultivos in vitro a partir de brotes de estacas de campincerán, cultivadas en invernadero, logrando la propagación masiva denominada micropropagación.”
Rafael Salgado-Garciglia
El campincerán es un árbol cuyo nombre científico es Dalbergia congestiflora, que debido a su sobreexplotación y a que no es fácil su cultivo y propagación, es una especie considerada en peligro en extinción por la norma oficial mexicana de ecología y está enlistada en el Apéndice II de La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Aunque sus poblaciones son escasas, se distribuyen en los estados del pacífico mexicano, desde Colima a Chiapas, en Guatemala y en El Salvador. En Michoacán, su madera tradicionalmente se ha utilizado para fabricar instrumentos musicales, artesanías y muebles, principalmente para fabricar diapasones de guitarras y violines, debido a la dureza y color del duramen, la parte central del tronco, que presenta un color púrpura con un veteado más oscuro, por lo que se le conoce como “corazón púrpura”. Por esta característica y a los diferentes usos que tiene, se ha incrementado su demanda a nivel nacional e internacional, lo que ha llevado a la disminución de sus poblaciones.
Con fines de aumentar el número de individuos de las poblaciones que existen en Michoacán, además de programas para su propagación tradicional de este árbol, recientemente investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo establecieron cultivos in vitro a partir de brotes de estacas de campincerán, cultivadas en invernadero, logrando la propagación masiva denominada micropropagación. Con esta herramienta de la biotecnología moderna, que se utiliza en el laboratorio del Instituto de Investigaciones Químico Biológicas (IIQB) de nuestra Universidad, se producen cientos de plantas en poco tiempo, las cuales ahora se mantienen bajo cultivo en invernadero en la Facultad de Ingeniería en Tecnología de la Madera (FITECMA), con fines de contribuir en la disminución del riesgo de extinción del campincerán.
Recientemente, el grupo de investigación publicó los resultados del protocolo para la micropropagación exitosa del campincerán, que consiste en el cultivo in vitro de yemas apicales de brotes de este árbol, utilizando frascos de cultivo con el medio nutritivo MS (Murashige y Skoog) con la adición de un balance óptimo de auxina y citocinina, reguladores del crecimiento vegetal que inducen a la formación y desarrollo de brotes en forma masiva, así como para el enraizado de estos y conseguir la formación de plantas aptas para su cultivo en condiciones de invernadero, en donde se aclimatan para su posterior cultivo en alguna plantación o en campo (https://www.jstage.jst.go.jp/article/plantbiotechnology/38/4/38_21.0901a/_article).
Esta semana, los investigadores que desarrollan esta tecnología, la doctora Alejandra Hernández García y el doctor Enrique Ambriz Parra, del IIQB y FITECMA, respectivamente, realizaron una donación de cerca de 100 árboles aptos para su cultivo en campo a la Asociación Civil de Guacamayas Calentanas, una organización conformada en Michoacán para el desarrollo socioambiental, por medio del doctor Arnulfo Blanco García, investigador de la Facultad de Biología, también de nuestra Universidad, quien trabaja con esta asociación en un programa de reforestación con la propagación de plantas nativas en la región de la Tierra Caliente michoacana. Los árboles del campincerán serán cultivados en alguna parte de esa región, los que serán utilizados para estudios de crecimiento, desarrollo y de adaptación en ese hábitat, para promover su cultivo hacia un uso sostenible y sustentable.
Además del establecimiento de un protocolo de micropropagación para el campincerán, se desarrollan también para otras especies de Dalbergia como granadillo (D. granadillo) y otros árboles en riesgo de extinción como Acer negundo, Tilia mexicana y Podocarpus matudae.

Fotografías: Luis Ma. Suárez Rodríguez
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