¿Canas y estrés son fenómenos asociados y se incrementan más en tiempos de pandemia? Las conexiones entre preocupaciones y el pelo blanco, son motivo de esta entrega que incluye un pronóstico: ¿al finalizar la contingencia, seremos legión las cabecitas blancas?

 

Horacio Cano Camacho

Estoy terminando mi clase en línea en la Universidad y me despido de los chicos y chicas del grupo. Muchas recomendaciones de que se cuiden, que cuiden a sus familias y que tengan paciencia. Yo estoy pensado ya en el artículo que debo escribir para Cienciario, que versará sobre el genoma y sus complicaciones, cuando miro la pantalla y me veo en ella. Pero lo que refleja es que ¡mi pelo está más blanco que nunca!

Tengo canas, de hecho, siempre las he tenido. Además de que me apellido Cano, desde niño me resultaba curioso y muy interesante, pero ahora son demasiadas. Claro, la edad nos pone el pelo blanco, pero en mi caso como que no es para tanto…

¿Será el estrés motivado por la pandemia y la repentina necesidad de adaptarnos a una realidad muy diferente a lo que era nuestra vida cotidiana? ¿El estrés puede sacarnos más canas? Curiosamente otros también están pensando lo mismo, porque en ese momento recordé que el servicio de alerta bibliográfica al que estoy suscrito me había avisado de la publicación de un artículo que indaga en la relación entre estrés y canas (Nature, 10.1038/s41586-020-1935-3, 2020).

Un equipo dirigido por Ya-Chieh Hsu de la Universidad Harvard, al parecer ha encontrado la conexión entre las preocupaciones y el pelo blanco. El color del pelo es el resultado de la adición de dos clases de pigmentos aportados por los melanocitos, células que se encuentran en las raices del cabello y proporcionan la melanina y la feomelanina, que dependiendo de su concentración y relación, aportan el color de negro a rubio.

Los melanocitos llegan a ese sitio como células tallo (indiferenciadas) desde la cresta neural (MeSCs), junto con la células tallo del folículo provenientes del tejido epitelial (HFSCs). Estas células se activan una vez localizadas en la raíz. La activación de HFSCs regenera el folículo y fabrica nuevo pelo, mientras que la activación de MeSCs genera melanocitos diferenciados que permanecen cerca del bulbo, aquí sintetizan la melanina que aportan al cabello recién “nacido”. Después de un tiempo, los melanocitos son destruidos y cuando el pelo se cae, se  inicia un nuevo ciclo con las células tallo. A lo largo de la vida, la cantidad de células tallo MeSCs va disminuyendo con cada ciclo hasta que inevitablemente, terminaremos con el pelo blanco, o gris. Y este es el efecto claro de la edad.

El grupo de investigación sometió a diversas condiciones de estrés a un grupo de ratones para establecer la conexión entre este y la pigmentación del pelo. Los separaron de otros ratones; a otros los dejaron con la luz encendida todas las noches… Todos desarrollaron más canas que los ratones “tranquilos”. Para “simular” el estrés, a varios ratones les inyectaron la hormona noradrenalina, llamada la hormona del estrés. Esta sustancia desencadenó la aparición de canas, incluso en ratones que llevaban una vida tranquila…

La noradrenalina se une a las MeSCs y provoca que estas células se dividan aceleradamente y migren hacia la piel, dejando al cabello sin las células productoras de pigmento, como consecuencia, el pelo se queda blanco, es decir, aparecen canas.

La noradrenalina es un neurotransmisor, producido por las neuronas en donde participa en la transmisión de señales nerviosas. Pero también es sintetizada en las glándulas suprarrenales (situadas por encima de los riñones). Estimula la producción de adrenalina, provocando un incremento de la “actividad de vigilancia”, aumento de la presión arterial,

hacia el músculo para preparar una reacción de ataque o huida. En términos generales, la noradrenalina nos prepara para “actuar”, sin embargo, el estrés sostenido puede tener efectos dañinos.

Regresando a las canas, la noradrenalina tiene receptores en muchas células a las que estimula y, las MeSCs presentan estos receptores, responsables de la respuesta. El grupo realizó un experimento muy concluyente. Preparó ratones en los que por ingeniería genética se le eliminaron los receptores de noradrenalina de las células tallo de los melanocitos, de manera que no podían reconocer la presencia de la misma. Estos ratones permanecieron con el pelo muy negro a pesar de la vida estresante que se les preparó, a diferencia de los controles, ratones “normales” que acumularon canas y manchas blanquecinas en su pelo.

No hay duda, el estrés induce la aparición de las canas, además de la edad y otros factores. Así que seguramente, al finalizar esta pandemia, seremos una generación de cabecitas blancas. La incertidumbre sobre la contingencia, las noticias desalentadoras que a diario nos dan los periódicos y las redes, el trabajo en casa, la situación económica muy difícil y que amenaza complicarse más, son cosas que nos tienen en un estrés permanente y es difícil salir de este círculo, tal vez todos necesitaremos ayuda para “desprogramarnos” de esta condición.


Originario de un pueblo del Bajío michoacano, toda mi formación profesional, desde la primaria hasta el doctorado la he realizado gracias a la educación pública. No hice kínder, por que en mi pueblo no existía. Ahora soy Profesor-Investigador de la Universidad Michoacana desde hace mucho, en el área de biotecnología y biología molecular…

Además de esa labor, por la que me pagan, me interesa mucho la divulgación de la ciencia o como algunos le dicen, la comunicación pública de la ciencia. Soy el jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia en la misma universidad y editor de la revista Saber Más y dedico buena parte de mi tiempo a ese esfuerzo.