Un activismo en su contra, insiste en limitar o impedir el uso de los cañones antigranizo como alternativa para no lesionar cosechas y que a juicio de productores y científicos altera el ciclo hidrológico de la lluvia. En suelo michoacano hay la constancia de tal rechazo.
Raúl López Téllez
El pasado domingo 5 de julio, productores de maíz del municipio de Peribán derribaron varios cañones antigranizo, de acuerdo a información difundida por medios y redes sociales (1), técnica utilizada por productores de aguacate principalmente y cuya eficacia se cuestiona desde que iniciara su uso, a principios del Siglo XX.
Para los productores que habían advertido desde días atrás sobre el retiro o bien emprenderlo por su cuenta, los cañones son la causa de que no llueva en la zona, como también acusan agricultores de otras partes del estado.
Desde la visión de investigadores, es poco probable que el uso de esta técnica genere los resultados de convertir el granizo en lluvia.
Eficiencia en duda
No hay evidencia científica alguna sobre la eficiencia de los llamados cañones antigranizo, al igual que no siempre representa una alternativa para evitar el daño en las cosechas, finalidad con la que se aplica la técnica que ha tenido un auge en el mundo y en México desde la década de los años 60.
De acuerdo con especialistas de la UNAM, la técnica que busca convertir el granizo en simpe lluvia carece de una utilidad comprobada, al estimarse que tendría sólo un promedio de 35 por ciento de eficacia, en tanto que las probabilidades de que “se genere más granizo de lo normal es de 65 por ciento”, según lo señala Fernando García García en una nota publicada en el año 2018 en el portal Ciencia, de la UNAM. (2)
Según el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera, “Pensar que los cañones antigranizo realmente sirvan para detener grandes precipitaciones es un mito, un acto de fe”.
Origen cuestionado
Estos instrumentos fueron empleados por primera vez en Europa, de los que a principios del siglo XX existían 60 modelos, técnica que fue impulsada por el italiano Combicci, quien elaboró la hipótesis de que “partículas de humo proyectadas por generadores de ondas ionizantes” servirían para “condensar la nube y producir gotas”, que generó una tendencia en varios países que llega hasta nuestros días.
El acetileno es el combustible que se usa en los cañones; “se trata de un gas compuesto por Carbono e Hidrógeno un poco más liviano que el aire y que genera una gran y estruendosa explosión, que produce ondas que se creía que llegaban hasta las nubes”.
Desde el arranque de su uso, señala García, los cañones fueron cuestionados, al generar “además de un entusiasmo inicial, un gran oportunismo, desilusión y, por supuesto, el cuestionamiento científico ante la falta de resultados concluyentes y definitivos”.
Efectos adversos
Desde el 2018, al igual que también lo señala García, investigadores de universidades de Puebla y Colima han alertado sobre los efectos adversos del uso de los cañones, al alterar el ciclo hidrológico con el lanzamiento de las ondas de choque a las nubes para evitar el granizo y ahuyenta las nubes. (3)
Un mal uso de esta técnica, advirtieron investigadores de la Facultad de Agronomía en Puebla, podría estar atrás de que no se generen lluvias con el uso de los cañones, los que “deben utilizarse cuando la temperatura de la atmósfera es de cero a menos grados Celsius, es decir, cuando inicia la formación de nubes con partículas pequeñas de agua”.
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Referencias:
1.https://www.quadratin.com.mx/principal/destruyen-campesinos-canoness-antigranizo-en-periban/
3. https://www.abcradio.com.mx/republica/sociedad/canones-antigranizo-causan-polemica-en-puebla
http://www1.ucol.mx/hemeroteca/pdfs/030916.pdf
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Imagen, Pixabay.