El Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, presentado el lunes 19 de diciembre, se estructura a través de cuatro grandes objetivos y 23 metas. Aspira a ser un plan para la década, compromete a sus firmantes a que en el 2030 el 30% de las zonas terrestres, aguas continentales, costeras y marinas, se conserven y se gestionen eficazmente mediante sistemas de áreas protegidas

 

Leonor Solís

Después de dos semanas de negociaciones, este lunes 19 de diciembre la Convención de Diversidad Biológica de la ONU concluyó su Conferencia de las Partes (COP15) con un nuevo Marco Global de Biodiversidad (MGB), que establece el modelo que debe seguir la protección de la biodiversidad en esta década.

La COP15 de Biodiversidad reunió a 195 países, que negociaron durante dos semanas un acuerdo para revertir la pérdida de biodiversidad planetaria y que es responsabilidad del ser humano. Este acuerdo aspira ser un plan para la década, compromete a sus firmantes a que en el 2030 el 30% de las zonas terrestres, aguas continentales, costeras y marinas se conserven y se gestionen eficazmente mediante sistemas de áreas protegidas. Además, el pacto busca que al menos el 30% de las áreas de ecosistemas terrestres, aguas continentales y costeras y marinas degradadas, estén restauradas o en proceso de restauración para el 2030.

Esta COP15 debió haberse celebrado en China en 2020, pero por la pandemia en ese país lo demoró dos años para continuarlo en la ciudad canadiense de Montreal. En los últimos meses, el pacto que se buscaba se ha definido como el Acuerdo de París de la biodiversidad, en referencia al importante tratado de lucha contra el cambio climático de 2015.

De hecho, ha ocurrido que la batalla global contra la crisis climática, ha provocado muchas veces que la pérdida de la biodiversidad no se encuentre tan visibilizada en la sociedad global. Dicha crisis representa lo que se ha considerado como la sexta extinción masiva de especies, debido a que vivimos un gigante proceso de extinción que amenaza de uno a ocho millones de especies conocidas del planeta. En realidad, la crisis climática y la crisis de la biodiversidad van de la mano, con causas comunes para ambos fenómenos.

El Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal presentado el lunes 19 de diciembre, se estructura a través de cuatro grandes objetivos y 23 metas. El acuerdo también incluye el compromiso de movilizar para finales de esta década al menos 200.000 millones de dólares anuales en financiación nacional e internacional (desde fuentes públicas y privadas) relacionada con la biodiversidad. Además, los países desarrollados prometen aumentar para 2025 hasta los 20.000 millones de dólares anuales los flujos financieros internacionales hacia los países con menos recursos, que en muchos casos son los que atesoran la mayor biodiversidad planetaria. En 2030, esa cantidad deberá llegar a los 30.000 millones de dólares anuales. Este punto fue discutido por el representante de la República del Congo, por la falta de garantías para que los países desarrollados ayuden a las naciones con menos recursos.

Otra de las metas que se establecen en el pacto es reducir a la mitad tanto el exceso de nutrientes como el riesgo general que representan los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos para la naturaleza. El texto solicita a los países a terminar de forma gradual o a la reforma progresiva de las ayudas públicas que dañan la biodiversidad en al menos 500.000 millones de dólares cada año para 2030.

A continuación, se ennumeran algunos de los objetivos más importantes del acuerdo de Kunming-Montreal para 2030:  

  1. La protección de al menos el 30% de las tierras, aguas continentales, zonas costeras y océanos del mundo. 
  2. Restaurar completamente (o estar en proceso de conseguirlo) el 30% de los ecosistemas terrestres, continentales y costeros y marinos degradados del planeta.
  3. Reducir el desperdicio mundial de alimentos a la mitad y reducir significativamente el consumo excesivo y la generación de residuos. 
  4. Reducir a la mitad tanto el exceso de nutrientes como el riesgo general que representan los pesticidas y los productos químicos altamente peligrosos. 
  5. Para 2025 se identificarán y eliminarán, reducirán progresivamente o reformarán incentivos y subsidios que dañan la biodiversidad. Para 2030 se tienen que reducir en al menos 500.000 millones de dólares, empezando por los más dañinos.
  6. Movilizar al menos 200.000 millones de dólares para 2030 al año en financiación nacional e internacional relacionada con la biodiversidad de fuentes públicas y privadas. 
  7. Aumento de los flujos financieros internacionales de los países desarrollados hacia los países en desarrollo hasta por lo menos 20,000 millones de dólares anuales para 2025 y hasta los 30,000 para 2030. 
  8. Prevención de la introducción de especies exóticas invasoras prioritarias y reducir al menos a la mitad la introducción y el establecimiento de nuevas especies exóticas invasoras. Y erradicarlas o controlarlas en las islas y otros sitios prioritarios.
  9. El conocimiento tradicional, prácticas y tecnologías de pueblos indígenas y comunidades locales sólo serán accesibles con su autorización, de acuerdo a las legislaciones nacionales.
  10. Para 2030, los Gobiernos se comprometen a reducir el impacto negativo de la contaminación a niveles que no son dañinos para la biodiversidad y la función de los ecosistemas.
  11. El acuerdo asegura que la gestión y uso de especies silvestres sea sustentable para que proporcionen servicios sociales, económicos y medioambientales, especialmente a las poblaciones más vulnerables.
  12. Se establece un fondo multilateral para distribuir de forma equitativa los beneficios entre los proveedores y los usuarios de información de la secuencia digital de recursos genéticos. El fondo será finalizado en la COP16, que se celebrará en Turquía en 2024.
  13. Los países están obligados a informar al menos cada cinco años sobre una serie de indicadores del progreso para alcanzar las metas y objetivos del Marco Global de Biodiversidad.

Fotografía: Yomex-Owo | Unsplash


Mi pasión personal y profesional es la comunicación ambiental, en específico la comunicación audiovisual ambiental. Trabajo realizando esa labor en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM. Soy miembro de la mesa directiva de la Asociación Internacional de Comunicación Ambiental y miembro fundador de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Me gustan muchas cosas muy disímiles, pero más me gusta la idea de compartir, compartir curiosidad, aficiones, gustos. Compartir y construir juntos. Por eso me dedico a compartir lo que me encanta y me parece importante. Encontrar otros que comparten lo mismo, hacen y no se dan por vencidos, es el regalo.  Espero nos encontremos en este camino.