El mundo real está lejos de ser la vitrina idílica de una convivencia “armónica” entre especies, lo que constituye en esencia la base de las relaciones sustentables, y que ante su actual depredación requiere ocuparse antes que de asumir una actitud complaciente.

 

Martina Medina Nava

En días recientes, en estos días de confinamiento por la epidemia del SARS-Cov-2, con la familia y llenos de nostalgia decidimos ver de nueva cuenta la historia de El Rey León, del pequeño Simba. De las intrigas de su malvado tío Scar que tramó la muerte de su hermano Mufasa. ¿Quién no se conmovió cuando el Mandril Rafiki enseñó a la comunidad a su futuro Rey?

Para darle la bienvenida al pequeño Simba, se congregaron cientos de animales, del reino de Mufasa: Elefantes, jirafas, hipopótamos, cebras, monos, aves, entre muchos más de la sabana africana.

Pero queridos amigos, la gran mayoría de esos animales son las presas de grandes depredadores como son los leones, en efecto, de Mufasa, Simba, Scar y de las leonas como Nala y Sarabi. Pero la historia de Walt Disney nos dice que todo está organizado, en orden, “en equilibrio”, bajo el mandato de Mufasa, quienes mantienen a raya a las hienas… ¡sus competidoras en la vida real!

En las sabanas y en todos los ecosistemas que reconozcan (mares, arrecifes, bosques) ese ciclo del que hace alusión el tema de la película El ciclo sin fin… es el de la vida, un ciclo que tiene que ver con las redes o tramas tróficas, es decir, ¡quién se come a quién!

Las tramas tróficas reales, dicen los ecólogos que las estudian, son sistemas multidimensionales altamente dinámicos, es decir como engranajes en diferentes niveles y que no siempre serán los mismos cuando cambia la estación del año o la zona del ecosistema que estudian, lo llaman cambios en tiempo y espacio.

Un ejemplo precisamente es, si juntamos a todos los personajes de la película El Rey León y pusiéramos líneas y flechas de quién se come a quién, veríamos que es una maraña, y nos llevaríamos grandes sorpresas. ¡Ésos gatitos lindos tienen varias presas por consumir!

Los ecólogos estudian esta maraña de líneas, estas redes, a fin de entender las relaciones de los organismos en la naturaleza, entendiendo que no todos los ecosistemas tienen los mismos niveles tróficos ni la misma cantidad de “conexiones”.

Basados en estudios de las relaciones de la materia y energía (quién se come a quién y cuánto), los científicos han buscado establecer cómo se mueve o se “pasa” de un nivel trófico a otro. ¿Recuerdan que en la escuela nos enseñaban la famosa pirámide alimentaria? Es algo similar, ¿cuánto producen los autótrofos como las plantas? ¿Cuánto de su energía pasa entonces a los consumidores primarios?

Este es el ciclo sin fin- el de la materia y la energía- el que nos mueve a todos, porque no debemos olvidar a los descomponedores en este reciclado de la biomasa que produce la biodiversidad.

En un ecosistema como el del Rey León que habita en las sabanas, tenemos a los productores primarios que son los autótrofos y los que siguen en esta transferencia de energía son los consumidores. Estos se dividen en diferentes niveles, es decir dependiendo del tipo de presa que consuma serán consumidores primarios aquellos que consumen a los autótrofos, estos son los herbívoros, por ejemplo las jirafas, los antílopes. Sigue entonces una serie de consumidores hasta llegar al cuarto nivel como son los grandes depredadores como Mufasa y su tierno hijo Simba. Existe un “acomodo” en la producción de biomasa que los ecólogos llaman productividad primaria, y de la que depende la productividad secundaria, producción que tiene un balance natural, lo que nos ayuda a entender cómo se “mantiene”.

Por eso cuando Scar lleva a cabo su fechoría de asesinar a su hermano Mufasa y permite que las hienas invadan los territorios de los leones, se crea un caos… “un desajuste “en la abundancia de los depredadores, las hienas malvadas al no tener competidores como son los leones comenzaron a consumir todo lo que podían- las hienas son capaces tanto de comer animales muertos como cazar a otro tipo de animales- esa triste escena del reino devastado, recursos (presas) y los sobrevivientes en mal estado. Han causado un descontrol en la trama trófica, un desajuste en la transferencia de materia y la energía, un desajuste del ciclo natural y de los mecanismos y procesos del ecosistema.

Entonces para los ecólogos que estudian la funcionalidad de los ecosistemas, nos explican que lo que ocurre en esta historia de El Rey León, es una buena manera de entender que todo tiene una caracterización única, que las relaciones entre los niveles tróficos son los atributos de la trama trófica y que estudiarlos nos permite inferir los procesos ecosistémicos que ocurren en el sistema, y son una medida de la trasferencia de la materia y energía.

Con esta información han podido establecer medidas para un mejor manejo y conservación de la biodiversidad. A partir de esto es como se propone el establecimiento de áreas naturales protegidas, como en los grandes parques naturales como el Serengeti (África), las reservas de la biosfera como la de la mariposa monarca en México y otros bellos ejemplos de nuestro país.

Hacia el final de la película como gran desenlace, Simba ya adulto lucha contra su tío Scar, y logra recuperar su reino, por tanto, el restablecimiento de “su trama trófica”. Esta historia nos enseña que es necesario “encontrar nuestro gran legado, en el ciclo, ciclo sin fin…” de la vida, de las interacciones de los seres vivos, de la materia y la energía. Relaciones que con nuestras actividades directas o indirectas hemos modificado, devastado, nos hemos comportado como hienas…oportunistas, depredadoras y sin medir consecuencias en el sistema de la vida.

No podemos por el momento cantar como Timón y Pumba: no podemos decir Hakuna matata…, porque no podemos vivir sin preocuparnos de la pérdida de nuestros ciclos. Ocuparse es lo que debemos, participar y conocer más de nuestro medio ambiente, para entonces si cantar Hakuna matata…hakuna matata.

Imagen, Pixabay.

Desde que recuerdo en mi infancia, me atrajo saber más acerca de los animales y plantas, mi abuela materna mantenía su corral con una buena cantidad de animales, además de que a mi padre le encantaba llevarnos de paseo a » conocer la naturaleza» decía, tal vez por eso me encanta mis clases de zoología y ecología que imparto en la Facultad de Biología. Mi línea principal de investigación es sobre peces de agua dulce. Soy profesora investigadora en la Facultad de Biología de Universidad michoacana. También reconozco la importancia de dar a conocer de otra forma los avances en el conocimiento de Biología, ecología y la zoología, a través de herramientas de la comunicación pública de la ciencia.