“Todas las vacunas que se están probando, son producto de la biotecnología, algunas constituyen innovaciones muy interesantes, que, de resultar efectivas, van a cambiar la manera en que enfrentamos muchas enfermedades y desde luego, se intentará vencer la resistencia de algunos males, para lo que aún no contamos con ellas.”

 

Horacio Cano Camacho

Hace unos días me invitaron a dar una charla (virtual) sobre biotecnología y su importancia en la coyuntura actual. Me doy cuenta de que, en México, cuando hablamos de biotecnología en realidad nos referimos a transgénicos y más particularmente a maíz transgénico. Esa es una visión extremadamente limitada. La biotecnología es mucho más grande que eso. Hoy quiero referirme a este tema.

La biotecnología en realidad ha estado presente en toda la historia de la humanidad y se refiere a cualquier aplicación tecnológica que utilice procesos biológicos para generar un producto o un servicio. De esta forma son biotecnología la producción de cerveza y vino, yogur, queso, composta, pan, hasta la producción de antibióticos, vacunas y diversos fármacos. La agricultura misma cabe perfectamente como un ejemplo de biotecnología.

La mayoría de los productos biotecnológicos, hasta finales del siglo XIX, eran generados por el método de prueba y error, es decir, se creaban, se combinaban o modificaban los procesos con base al resultado observado y la experiencia directa. Esto comenzó a cambiar radicalmente con la intervención de la ciencia. La comprensión sobre la participación de microorganismos en la fabricación de muchos procesos biológicos permitió no solamente la producción en sí, sino garantizar su inocuidad y esto es claro en la fabricación de cerveza, vino, quesos y otros derivados de la leche.

El advenimiento de la genética permitió a los investigadores y productores, localizar los caracteres que se buscaba seleccionar o enfatizar y esto les dio más precisión a muchas tecnologías que antes se le dejaban al azar, con el consecuente beneficio para la agricultura, la ganadería y la industria.

Pero realmente es a partir del surgimiento de la biología molecular cuando entendemos a cabalidad en que consiste la información genética, aquella que determina las características y cualidades de los organismos y por supuesto, de los procesos biotecnológicos, de manera que la biotecnología moderna es una aplicación real de la biología molecular.

Y la biología molecular y su hija putativa son realmente la coalescencia de varias disciplinas científicas que se expresan en el lenguaje de la química. Así, para hacer biotecnología moderna aplicamos la bioquímica, la biología celular, la embriología, la fisiología, la evolución, la genética, la microbiología, la virología, inmunología y un largo etcétera, pero también las matemáticas, la informática y muchas otras áreas del conocimiento muy nuevas.

El arribo del conocimiento sobre la naturaleza y control de la información genética abrieron caminos insospechados para nuestra área. Podemos hacer un listado breve de aplicaciones, donde podemos ver que las plantas transgénicas son una aplicación mínima: ingeniería de tejidos, diagnóstico molecular, ingeniería metabólica, bioremediación, biominería, selección asistida por marcadores, medicina genómica, medicina molecular, biología sintética, biotecnología farmacéutica, vacunología, biotecnología vegetal, estos son solo unos pocos de los campos que se están desarrollando.

Para enfatizar su importancia actual, basta recordar su papel en la lucha contra la pandemia. Todas las vacunas que se están probando, son producto de la biotecnología, algunas constituyen innovaciones muy interesantes, que, de resultar efectivas, van a cambiar la manera en que enfrentamos muchas enfermedades y desde luego, se intentará vencer la resistencia de algunos males, para lo que aún no contamos con ellas. Ejemplos de ello son las vacunas de ARN. Pero no son los únicos. Existen muchos estudios que buscan diseñar fármacos específicos contra el virus. Hemos escuchado de muchos porque son fármacos que ya existen y se usan para otras cosas y una vía rápida es probarlos contra la nueva enfermedad, sin embargo, se está trabajando en otros con tecnologías muy novedosas que implican simular en computadora varios diseños y buscar cual estorba o destruye algún proceso viral para luego pasar a su síntesis química y pruebas clínicas.

La vorágine de la pandemia y la producción de vacunas han ocultado ese esfuerzo biotecnológico. Otra área es el diseño de sueros preinmunes, pero en este campo también se están probando anticuerpos completamente diseñados y sintetizados en el laboratorio, y aquí están algunos de los remedios más prometedores. Ya hay algunas fórmulas en las fases adelantadas de los ensayos clínicos y no pasará mucho para que contemos con ellos.

La biotecnología es sin lugar a duda, un área estratégica a la cual deberemos prestarle toda la atención requerida si queremos salir de esta dependencia absoluta de la tecnología de otros y esto no es algo que se va a resolver en litigios ideológicos. El asunto es claro, las empresas y países de los que ahora dependemos por completo en la lucha contra la pandemia, lo entendieron hace mucho…


Originario de un pueblo del Bajío michoacano, toda mi formación profesional, desde la primaria hasta el doctorado la he realizado gracias a la educación pública. No hice kínder, por que en mi pueblo no existía. Ahora soy Profesor-Investigador de la Universidad Michoacana desde hace mucho, en el área de biotecnología y biología molecular… Además de esa labor, por la que me pagan, me interesa mucho la divulgación de la ciencia o como algunos le dicen, la comunicación pública de la ciencia. Soy el jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia en la misma universidad y editor de la revista Saber Más y dedico buena parte de mi tiempo a ese esfuerzo.