Frente a la tripe crisis: la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, todas las naciones necesitan enfocarse en las comunidades más pobres, las mujeres y las niñas, los pueblos indígenas y las generaciones venideras
Leonor Solís
En Estocolmo, del 5 al 16 de junio de 1972 se realizó la Primera Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente bajo el lema de “Una sola Tierra”. La Organización de las Naciones Unidas ha decidido usar la misma frase que presidió aquella primera conferencia hace medio siglo, y realizar una conferencia nuevamente en Estocolmo, conocida como Estocolmo+50.
Hace 50 años se designó el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente para recordar a la humanidad que la Tierra, “es nuestro único hogar y es responsabilidad de todos salvaguardar sus recursos finitos”, señalaron entonces los organizadores, incorporando así la protección al medio ambiente en la agenda internacional. Además, se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), como la principal autoridad mundial encargada de evaluar el estado del planeta, de su naturaleza y las causas de su deterioro.
El lema de este año es “un planeta sano para la prosperidad de todos, nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad”. En el primer día de Estocolmo+50, una reunión medioambiental que tuvo lugar el 2 y 3 de junio en la capital sueca, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha hecho un llamado a la acción para afrontar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y los residuos. Además, se ha lanzado un plan estratégico para integrar la sostenibilidad en todos los aspectos de la digitalización. “El bienestar mundial está en peligro y esto se debe en gran parte a que no hemos cumplido nuestras promesas sobre el medio ambiente” afirmó.
Aunque desde 1972 se han conseguido logros para proteger al planeta, como el rescate de la capa de ozono, Guterres advirtió que «los sistemas naturales de la Tierra no pueden seguir el ritmo de lo que le estamos pidiendo». Guterres reconoció la importancia del multilateralismo para hacer frente a la triple crisis planetaria provocada por la emergencia climática, «que está matando y desplazando a más personas cada año», la pérdida de biodiversidad, que amenaza a «más de tres mil millones de personas», y la contaminación y los residuos, «que se están cobrando unos nueve millones de vidas al año».
Todas las naciones deben hacer más para proteger el derecho humano básico a un medio ambiente limpio y saludable para todos, insistió Guterres, centrándose en particular en “las comunidades pobres, las mujeres y las niñas, los pueblos indígenas y las generaciones venideras.”
En su intervención en la conferencia realizada el pasado 2 junio, la Directora Ejecutiva de ONU Medio Ambiente, Inger Andersen, afirmó que, 50 años después de la conferencia original en la capital sueca dedicada al medio ambiente, se ha establecido una plétora de acuerdos que «cubren todos los desafíos medioambientales». Sin embargo, los resultados prácticos se han quedado muy cortos hasta ahora, advirtió, citando la desigualdad, la injusticia y las «señales de auxilio» que abundan, derivadas de la triple crisis del planeta.
«Si Indira Gandhi u Olof Palme estuvieran hoy aquí, ¿qué excusas ofreceríamos por nuestra inadecuada actuación? Ninguna que aceptaran. Nos dirían que no tomar medidas es inexcusable”, dijo. «Conocemos, más que nunca, las terribles consecuencias de seguir marchando alegremente por la senda del desarrollo intensivo en carbono que hemos arrancado a la tierra», añadió. «Pero también sabemos lo que debemos hacer. Y sabemos cómo hacerlo (…) Estocolmo+50 es una oportunidad para que el mundo se comprometa, de una vez por todas, a realizar estos cambios», dijo a los delegados.
El 3 de junio, tras dos días de reunión los cientos de participantes hicieron un llamamiento a un compromiso real para abordar urgentemente los problemas ambientales mundiales y a una transición justa hacia economías sostenibles que funcionen para todas las personas. La secretaria del Gabinete de Medio Ambiente de Kenia, Keriako Tobiko, dijo: «No hemos venido aquí sólo a conmemorar, sino a construir hacia adelante y mejor, basándonos en los pasos dados desde 1972”.
Por su parte Inger Andersen, quien además de encabezar el PNUMA fue la secretaria general de Estocolmo+50, mencionó en la clausura que, “hemos venido a Estocolmo 50 años después de la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano sabiendo que algo debe cambiar. Sabiendo que si no cambiamos, la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la biodiversidad, y la contaminación y los residuos sólo se acelerarán. Ahora debemos llevar adelante esta energía, este compromiso de acción para dar forma a nuestro mundo».
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