“Fundación es una trilogía formada por Fundación, Fundación e imperio y Segunda fundación. Pero como lo comentaba, Isaac Asimov escribió varios textos más que dan cuenta de detalles particulares de diferentes momentos de la saga y, además, originalmente fue escrita como relatos sueltos en revistas del género”.
Horacio Cano Camacho
Hoy es uno de esos días en que no quiero hablar de temas científicos, sino de algo más “ligero”, pero que inevitablemente está ligado a la ciencia. Se trata de una de las obras cumbre del género de la Ciencia Ficción: la trilogía de la Fundación, del escritor, bioquímico, doctor en química y divulgador de la ciencia Isaac Asimov. El motivo es el estreno de la serie de televisión, en uno de esos sistemas a la carta.
De Fundación siempre se ha dicho que era inadaptable, tanto para el cine como para la tele. Y es que, si leemos la trilogía, más una serie de libros que hablan del antes y después (16 en total), nos daremos cuenta de que es una reflexión en torno a la historia de la humanidad, el comportamiento de las masas, los múltiples intentos civilizatorios en la historia, contados en un aparente futuro “muy distante”. Todo esto generó un pánico entre los guionistas, directores y productores que no se animaban. Ahora los de la manzana mordida, que muy seguramente son fan y son dueños de cualquier cantidad de dinero, se arriesgaron y además compiten con creces con otra cadena rival que estrenará Dune, otra obra cumbre de la ciencia ficción, está si llevada ya al cine antes, con resultados desastrosos.
Fundación es una trilogía formada por Fundación, Fundación e imperio y Segunda fundación. Pero como lo comentaba, Isaac Asimov escribió varios textos más que dan cuenta de detalles particulares de diferentes momentos de la saga y, además, originalmente fue escrita como relatos sueltos en revistas del género.
Bien, pero ¿en dónde está la ciencia? De manera breve diremos que estos libros narran el derrumbamiento del Imperio y el subsiguiente caos. Un matemático, Hari Seldon, usando la psicohistoria, una disciplina que estudia el comportamiento de las masas usando complejos análisis matemáticos, descubre la inevitable caída del Imperio, una sociedad inmensa que abarca millones de mundos diseminados en toda la galaxia y cuya capital administrativa es Trántor, planeta destinado íntegramente a las tareas de administración, ciencia y cultura del imperio, pero sin capacidad de producción, lo cual la hace muy vulnerable dada su dependencia de los suministros de los otros mundos.
Los cálculos de Seldon vislumbran la decadencia lenta, pero continua, del imperio, que dependiente de los mundos que explota va generando rencores, descontento y rebelión en estos, con el consiguiente surgimiento del sentimiento de liberación. La psicohistoria y sus analistas advierten que la caída del imperio dará lugar a una muy larga etapa de violencia y caos que sucederá al imperio, antes de ser reemplazado por otro. Una etapa de barbarie y oscuridad que durará milenios. Por este motivo, Hari Seldon y los matemáticos proponen la creación de una fundación, una sociedad ubicada en ambos extremos del imperio, destinada a salvaguardar el conocimiento y la cultura con la finalidad de reducir el tiempo de la oscuridad y que la humanidad renaciente de las cenizas del derrumbe no tenga que iniciar de cero y aproveche el amplio nivel de ciencia alcanzado por el Imperio y desarrolle nuevos caminos. Una especie de biblioteca de Babel borgeana en donde se resguarde «todo lo que es dable expresar, en todos los idiomas».
En la lectura claramente podemos ver los referentes a la historia de la propia humanidad, que Asimov siempre aceptó. El derrumbe de los grandes imperios, víctimas de sus contradicciones internas, seguidas de épocas violentas y oscuras, hasta ser sucedidos por otras formas de poder y formas de ejercerlo. En la saga se vislumbran con claridad diversos procesos sociopolíticos con diversas formas de gobierno, plutocracias, teocracias, democracias, hasta el surgimiento de grupos políticos y religiosos extremistas que van minando a los imperios, hasta derrumbarlos.
Hay claras referencias al incendio de la Biblioteca de Alejandría por las turbas cristianas (religión naciente y que estaba alcanzando el predominio en el imperio romano, en medio de una lucha por el trono de Egipto); la quema de libros realizada por los cristianos cruzados tras la toma de Constantinopla de manos de los musulmanes; la quema de libros 1933 en la Bebelplatz de Berlín por los nazis y diversas modalidades de odio al saber y la cultura desatados por los muchos fascismos en la historia reciente de la humanidad, baste recordar el incendio de la biblioteca de Bagdad en 2003 ante la mirada impasible y el desinterés de otro imperio y su ejército, el norteamericano.
Pero la saga es optimista en torno al papel de la cultura y el conocimiento científico para lograr el renacimiento humano (en clara referencia al Renacimiento después de la “oscuridad” del medioevo y los grandes intentos civilizatorios de las revoluciones francesa y rusa, seguidas de su inevitable caída).
En fin, la trilogía es una obra colosal y un canto al racionalismo y al humanismo y por lo mismo, todo un reto para trasladarla a un espacio muy estrecho y confinado de la pantalla. Por ello debió esperar al surgimiento de una nueva forma de hacer televisión, en dónde el tiempo del cine se amplifica para dar la profundidad y contexto debido, sin abandonar, por supuesto, el objetivo de este medio, que es alcanzar al máximo público y competir con éxito frente a otras alternativas. Por ello no espere que la serie sea un traslado textual de los libros. Eso crearía un pegote difícil de digerir.
De manera que hay que ver como se va resolviendo. Los dos primeros capítulos del estreno, este viernes 24 dan un aspecto más que solvente y muy digno y, desde luego, espectacular. En casa nos divertimos encontrando los cambios hechos por los guionistas para adaptarla y, al menos en este estreno, estos ajustes reflejan las diferencias y actualizaciones contextuales naturales para una obra que comenzó a escribirse en los años 40´s del siglo pasado. Por ejemplo, el papel de la mujer se destaca mucho más, algunos androides son representados por figuras femeninas y el liderazgo de los científicos, después de Seldon, es asignado a una mujer… Tecnológicamente también se le ha dado una buena pulida, recordemos que, en tiempos de Asimov, no existía la clonación, ni las computadoras personales, ni las tabletas y teléfonos celulares y los viajes espaciales se limitaban a la periferia muy cercana del planeta en “barriles y bañeras” recargadas.
Los resultados, hasta ahora nos parecen muy buenos, pero seguimos recomendando la lectura de un clásico en cualquier género literario…
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