“Un metaanálisis permite gestionar grandes cantidades de información y extraer conclusiones sólidas. Su metodología está alineada con el método científico, posibilitando que otros investigadores puedan verificar y replicar las conclusiones. Además, los resultados que ofrece esta metodología son precisos, objetivos y contrastables”.
Horacio Cano Camacho
Ya llamé su atención, pero no pretendo hablar de ese tema, aunque escribo esta nota mientras me unto en la espalda una pomada preparada (supuestamente) con mariguana, para intentar calmar una dolencia… En realidad, quiero platicar sobre la respuesta del público a una noticia sobre el asunto. Resulta que hace unos días circuló en redes la nota sobre el resultado de un metaanálisis publicado realmente hace un par de años, para tratar de entender las evidencias presentadas que puedan respaldar la idea de que varios compuestos de la mariguana tienen propiedades importantes para la salud. No pretendo abundar sobre el mismo, les dejo la liga y ustedes documenten su opinión en la prestigiada revista The Lancet (https://www.thelancet.com/journals/lanpsy/article/PIIS2215-0366(19)30401-8/fulltext).
El asunto que me llamó la atención y sobre lo que sí voy a platicar, es sobre la respuesta del público en redes a tal instrumento de investigación.
Los lectores comentaban a la publicación de las conclusiones del análisis: “eso es falso, mi abuelita se curó cuando usó gotas de cannabis”, “mi papá tenía una enfermedad grave y después de usarla ya dejó la medicina”, y muchos de este tipo. La cuestión es que un instrumento de investigación científica no establece “la verdad” contra la que se lanzan las experiencias anecdóticas. ¿Qué es un metaanálisis y como debe ser leído?
Imagine que usted es un médico o médica y quiere conocer cuál es el tratamiento más efectivo para una determinada enfermedad y comienza a recopilar estudios sobre la efectividad de un tratamiento concreto. Tras leer algunos estudios, descubre que no existe consenso en los resultados… mientras uno dice que tal sustancia es efectiva, otro la descarta o presenta datos que cuestionan la efectividad. ¿Cómo enfrentar este problema?
Una vía es hacer una revisión tradicional de la literatura, buscar algunos artículos científicos y seleccionar los que apuntalan una conclusión “adecuada” que a usted le parezca bien. Su principal limitación es la subjetividad a la hora tomar las decisiones sobre la eficacia del tratamiento, puesto que podría verse influenciado por su posición teórica, incluso sus preferencias al respecto, como en el caso de la mariguana y las opiniones del público, ellos decidieron creer y las evidencias no les harán cambiar de opinión y seleccionarán sólo aquella información que respalda su creencia.
La otra vía es hacer una investigación sistemática que haga transparentes y explícitas todas las decisiones tomadas en cuanto a los criterios de búsqueda, selección, evaluación y síntesis de los resultados, lo que posibilita que otra persona sea capaz de seguir los criterios y replicar la revisión. Se aplican además, criterios estadísticos para analizar de forma cuantitativa los resultados de los diferentes estudios publicados. Esto es un metaanálisis…
La literatura científica es muy rica en información y en ciertos temas es tan abundante que organizar esta información de manera cuantitativa resulta complejo, sobre todo donde hay controversia, como en el caso de los efectos médicos de la mariguana, el efecto de los transgénicos en la salud y el ambiente, la asociación de ciertos alimentos y el cáncer, el origen de la pandemia de obesidad, entre otros. Este tipo de problemas requieren de metaanálisis de la literatura científica.
Un metaanálisis permite gestionar grandes cantidades de información y extraer conclusiones sólidas. Su metodología está alineada con el método científico, posibilitando que otros investigadores puedan verificar y replicar las conclusiones. Además, los resultados que ofrece esta metodología son precisos, objetivos y contrastables.
De manera que ante resultados tan contradictorios como el de los efectos de la mariguana en ciertos padecimientos, los investigadores recurren a revisar “todo” lo publicado, de acuerdo a criterios bien establecidos de calidad y cantidad de lo publicado y analizar el tipo de ensayos, metodologías empleadas, controles, tamaños de muestra, análisis de evidencias, etc. Aplicando las técnicas estadísticas van emergiendo conclusiones sólidas.
En varios metaanálisis incluso se llega a entrevistar a los defensores y opositores de tal idea, se revisan las evidencias que presentan y se considera su posición. El asunto es separar las “creencias” y experiencias anecdóticas de lo que realmente tiene soporte en los hechos. Sus conclusiones no son una “verdad” y deben asumirse con criterios científicos. En el ejemplo, se estudiaron los efectos terapéuticos del THC y el CBD (dos metabolitos de la planta) sobre la depresión, ansiedad, deficit de atención (hiperactividad), síndrome de Tourette, desordenes postraumáticos y psicosis en mayores de 18 años tratados con estos productos. Para el análisis se buscaron artículos científicos al respecto en las bases de datos y repositorios de publicaciones científicas más prestigiados y seleccionaron información publicada y arbitrada en el periodo de 1980 a 2018, así como información no publicada en revistas científicas, pero disponible en bases de información oficial de casos clínicos de varios países.
Las conclusiones son que no hay pruebas suficientes que sugieran que los cannabinoides, en particular el THC, mejoren los transtornos y los síntomas de las dolencias investigadas. Hay pruebas de muy baja calidad de que el THC con o sin CDB conduce a una pequeña mejora de los síntomas de ansiedad en individuos con otras afecciones médicas y sigue habiendo muy poca información que oriente confiablemente sobre el uso de estos productos para tratar transtornos mentales, por lo que se requiere más investigación y de mejor calidad al respecto…
El estudio no dice que la mariguana o sus derivados no sirven, tampoco establece que hagan mal o que hay que descartarlos, lo que dice es que con las evidecias recopiladas de investigación seria y sistemática (y exclusivamente TCH y CBD sobre los males indicados), en un periodo de 38 años, no se puede prescribir su uso para los males estudiados y que hace falta más investigación de calidad al respecto, sobre todo con el CBD, del que hay aún menos información confiable.
Así que los defensores de los cannabinoides o sus detractores no pueden cantar victoria. Ojalá se realicen más estudios y de mejor calidad. Lo unico que puede pasar es que se descarte su efecto terapéutico o, por el contrario, que este se demuestre feascientemente y conduzca a usarlos con seguridad y bajo cuidado médico. La ciencia es así, se sustenta en evidencias y busca descartar la creencias o las opiniones personales sutentadas en la fé, la ideología o los gustos personales. Y esto se lo debemos aplicar a la mariguana, el café, los transgénicos, o cualquier problema donde necesitemos certezas…
Los metaánalisis no son para todo mundo. Su lectura, como todo medio de comunicación científica requiere conocimientos y experiencia, pero cuando nos encontramos alguno que trascendió a la prensa o a las redes, es importante que sepamos de qué se trata y tengamos cuidado con sus interpretaciones “absolutistas”, esa es la enseñanza en este caso.
Por lo pronto ya terminé de aplicarme la pomada y me surge una duda, ¿si será de THC con CBD o en realidad me estoy untando una crema con malva molida…? Por lo pronto debo decir que a mi dolor le hizo lo que el aire a Juárez.
Fotografía: Pixabay
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