“Se ha demostrado ya que los HERVs tienen el potencial de provocar la reorganización de los cromosomas, dando lugar a la supresión de genes a gran escala, duplicaciones de genes y fusiones cromosómicas durante la evolución del genoma de los primates. Esta reorganización genética condujo a la separación de los gorilas, bonobos, chimpances, orangutanes y… humanos”.
Horacio Cano Camacho
La semana pasada en Cienciario yo hablaba de la importancia de los virus en la evolución de los seres vivos. Ahora quiero recomendar una novela para aligerar la carga de la cuarentena y de paso ilustrar, de manera emocionante y lúdica este asunto. Se trata de una novela, es decir, ficción, sin embargo, podemos usarla para reflexionar en torno a este hecho pues está muy bien documentada y es muy sagaz.
Se trata de La radio de Darwin de escritor norteamericano Greg Bear (Ediciones B, 2001, ISBN 9788466605120) y de paso recomiendo su secuela Los niños de Darwin (Ediciones B, 2007, ISBN 9788466605076). Si bien ya son un poco “viejitas”, el autor de manera muy acertada pudo comprender la importancia de los virus en la conducción de algunos “saltos” evolutivos y creó un thriller muy vertiginoso y una inteligente especulación, a partir de los conocimientos científicos que comenzaban ya a mostrar que los virus están implicados en algo más que provocar enfermedades.
En La radio de Darwin, una bióloga molecular y un joven epidemiólogo encuentran que el descubrimiento en los Alpes de los cuerpos congelados de una “familia” de neandertales (especie humana extinta) y Cromañon (ya un Homo sapiens), de alguna manera está conectado con una enfermedad desconocida que sólo afecta a mujeres gestantes interrumpiendo su embarazo. Kaye Lang, bióloga molecular, y Christopher Dicken, epidemiólogo del Servicio de Inteligencia, junto al antropólogo Mitch Rafelson, se aplican a resolver un rompecabezas evolutivo que puede determinar el futuro de la especie humana.
El genoma humano es muy grande, pero unicamente alrededor del 2% está representado por genes codificadores de proteínas. Al resto, en una de esas actitudes humanas de calificar negativamente lo que no comprendemos, se le llamó ADN basura. Resulta que en esa capa “sin sentido”, entre el 8 y el 10% está formada por restos de inserciones virales.
Hay un grupo de virus llamados retrovirus. Son virus cuyo genoma de ARN, gracias a una proteína llamada transcriptasa reversa, se transforma en ADN que se inserta dentro del ADN de la célula infectada donde se comporta como un gen más. El más famoso de todos es el VIH, responsable del SIDA. El actual SARS-CoV2, aunque es de ARN, no es retrovirus.
El genoma de muchas especies presenta estas secuencias que reciben el nombre de retrovirus endógenos (ERVs), copias parciales del genoma de retrovirus de antiguas infecciones retrovirales que afectaron a células germinales. Hay miles de estas secuencias en “nuestro” ADN, incluso es posible que superen en número a los propios genes humanos, donde reciben el nombre de HERV (human endogenous retroviruses), la mayoría de los cuales parecen haber llegado hace unos 10 a 50 millones de años.
Se ha demostrado ya que los HERVs tienen el potencial de provocar la reorganización de los cromosomas, dando lugar a la supresión de genes a gran escala, duplicaciones de genes y fusiones cromosómicas durante la evolución del genoma de los primates. Esta reorganización genética condujo a la separación de los gorilas, bonobos, chimpances, orangutanes y …humanos.
Regresando a la novela, en la historia, nuestros investigadores se dan cuenta que lo que liga a esa serie de evidencias aparentemente inconexas es la activación de un retrovirus endógeno (llamado HERV1) que provocó una reorganización mayor del genoma humano y está expresando algunas nuevas combinaciones genéticas capaces de diferenciar a un nuevo grupo de Homo sapiens en otra especie, muy cercana, pero nueva… Recordemos que chimpances, gorilas, orangutanes y humanos compartimos alrededor del 99% del genoma: somos más cercanos y es más lo que nos asemeja que lo que nos hace diferentes. Son solo unos pocos genes los que varían. Entre chimpancés y humanos son seis genes los que nos hacen lo que somos… y entre los genes propiamente humanos tenemos los que nos capacitan para un lenguaje más complejo, una mayor circunvolución del cerebro, pulgar oponible, capacidad para beber leche de otras especies, caminar ergido, y malamente, varios genes que nos predisponen a enfermedades nerviosas y males cardiacos.
Sobre todo esto especula nuestro libro. Resulta que la primera edición es del 2001, cuando realmente se sabía muy poco de los HERV; apenas se había presentado la secuencia del genoma humano y comenzaba su análisis y el potencial de los HERV para reaorganizar el genoma se publicó ese año. Greg Bear propone (en la novela) que en cada paso de la evolución de los hominidos pudieron estar involucrados los HERV y esto generó “saltos” evolutivos. Una idea muy sagaz para su tiempo.
En fin, no les cuento más, lean este libro, seguro les apasionará. Y su secuela (Los niños de Darwin) se centra en las consecuencias sociales de los diferentes, en analizar cómo la especie dominante comienza a segregar y discriminar a la nueva… algo que vemos mucho, y no por una nueva especie ni raza (que no hay en humanos), sino sólo por diferencias culturales y de tono de piel…
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Originario de un pueblo del Bajío michoacano, toda mi formación profesional, desde la primaria hasta el doctorado la he realizado gracias a la educación pública. No hice kínder, por que en mi pueblo no existía. Ahora soy Profesor-Investigador de la Universidad Michoacana desde hace mucho, en el área de biotecnología y biología molecular… Además de esa labor, por la que me pagan, me interesa mucho la divulgación de la ciencia o como algunos le dicen, la comunicación pública de la ciencia. Soy el jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia en la misma universidad y editor de la revista Saber Más y dedico buena parte de mi tiempo a ese esfuerzo. |