En torno a la pandemia y sus causas, efectos y alcances, se ha tejido toda una impresionante trama de hipótesis en el imaginario colectivo cuyo eje central es la desinformación, donde prevalecen filias y fobias políticas y una ausencia de orientación.    



Mesa de Cienciario

En la segunda semana de mayo, un grupo de manifestantes, presuntos pobladores de varias comunidades de los municipios de Zitácuaro, Benito Juárez, Tuxpán y Jungapeo, bloquearon los accesos a sus poblaciones, con la intención de evitar prácticas de sanitización, pues a su juicio esta práctica propagaría el virus SARS COV2, causante del coronavirus.

La manifestación de los pobladores, estuvo alentada por mensajes en algunas redes sociales que sólo alertaban, sin más, sobre la “contaminación” del lugar, que llegaba presuntamente a los depósitos de agua y a que por las noches ingresaran a los domicilios a “contaminarlos”.

Incluso, los pobladores advirtieron con retener o secuestrar al personal de Salud en sus poblaciones, lo que orilló al gobierno estatal a disponer el cierre de 23 clínicas, una situación que obviamente deja al descubierto el control sanitario en la zona Oriente de Michoacán, donde se ubican los municipios citados.

En otros lugares del país, cabe señalar, se han dado situaciones similares, incluidos los ataques a personal de hospitales como médicos y enfermeras.

Algunos medios digitales, cabe decir, dieron cuenta de los hechos estrictamente, sin orientar o contextualizar los sucesos con información que orientara a los lectores y a los propios involucrados.

¿Es posible la contaminación con el virus a través de la sanitización?

Claro que no. Los contagios sólo pueden ocurrir de persona a persona, ya sea por estar expuestos a estornudos o tos en la cercanía de alguien enfermo, a través de las gotas que se expelen, además de haber estado en contacto con gente enferma o bien con las superficies contaminadas, por ello las recomendaciones del lavado frecuente de manos y su desinfección, usar cubrebocas y mantener una sana distancia en el espacio privado y público, además de evitar aglomeraciones.

¿Médicos, enfermeras o personal sanitario son vectores de transmisión?

Como profesionales de la Salud, el personal a cargo de atender y vigilar a enfermos por la COVID-19 no se convierten en vectores de transmisión de la misma, ya que deben estar protegidos al máximo para desarrollar su función, donde corren el riesgo de contaminarse y hasta perder también la vida, lo que obviamente no ocurre de manera deliberada.

Fuera de los ámbitos hospitalarios, el personal sanitario debe observar como cualquier ciudadano los protocolos de sana distancia y desinfectarse a conciencia para salir a la calle y llegar a su domicilio. La función que cumplen en estos momentos tanto médicos como enfermeras es vital, por lo que no se les debe agredir o satanizar, al igual que se deben respetar sus exigencias como trabajadores para que se les dote de equipos e insumos necesarios.

 ¿La información periodística debe orientar?

Por supuesto. Más allá de informar, esta es una de las funciones esenciales del reportero, quien no debe ser un sujeto pasivo que sólo transmite lo que ve o escucha, papel en el que es fácil convertirse en propagador de rumores o francas mentiras. Esta postura del informador no se debe confundir con la de opinar, ya que la información objetiva y equilibrada, bajo el esquema de una nota informativa –no de opinión-, no se lo permite.

Lo que sí debe hacer, es entrevistar a un especialista en salud o bien apegarse a los protocolos que marcan las autoridades del Sector Salud y como tal usarlas en el contexto ausente de la información.

Los ciudadanos o pobladores, deben confirmar en este caso la naturaleza de lo que escuchan, y verificar los hechos con los encargados y responsables oficiales de las medidas sanitarias.