En el sentido común, parecemos entender que “el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”, como reza el refrán. En este texto publicado en Cienciario en junio del 2018, las bondades de las plantas y en especial de los árboles destacan en medio del cambio climático, por lo que no es inútil insistir en voltear a ver las defensas de la naturaleza contra entornos cada vez más hostiles.
Rafael Salgado Garciglia
En estos días que hemos tenido las temperaturas más altas en nuestra ciudad, las que en los últimos años ocurren a finales de la primavera e inicios del verano, previo a la temporada de lluvias, las redes sociales y los medios de comunicación nos hacen ver que si hubiera más árboles ya sea en nuestra casa, calles, parques y bosques, esto no sucedería o al menos el efecto sería menos grave.
¿Qué tan cierto es esto?
En general, las plantas contribuyen a regular la temperatura ambiental, pero no todo lo que se dice es cierto. Por ejemplo, la sombra de las hojas de los árboles reduce la temperatura ambiente, ya que éstas absorben hasta un 50 por ciento de la luz solar, reflejando un 30 por ciento, logrando menores temperaturas en las paredes, aceras y en el concreto o pavimento de las calles. Los estudios nos dicen que a temperaturas por arriba de los treinta grados Celsius, la sombra de los árboles reduce la temperatura hasta en diez grados.
Además, las plantas tienen un mecanismo fisiológico que ayuda a bajar la temperatura ambiental que las rodea, éste es la transpiración, un proceso mediado por los estomas –una apertura microscópica localizada mayormente en las hojas que se abre o cierra para el intercambio gaseoso, entrada de dióxido de carbono y salida de oxígeno-, por donde las plantas liberan agua. El fenómeno ocurre cuando el agua se evapora de la superficie de las hojas por la radiación solar, permitiendo la absorción de agua por las raíces y su transporte a través de la planta hasta los estomas. Al absorber el calor, el agua se evapora y permite “refrescar el aire que las rodea”, bajando la temperatura.
En diversas especies vegetales, se ha observado que las hojas mantienen una temperatura constante (aproximadamente veinte grados Celsius) por este proceso de evaporación del agua, cuando las temperaturas están por arriba de ésta. Un solo árbol puede transpirar aproximadamente cuatrocientos litros de agua al día, disminuyendo de tres a seis grados la temperatura ambiental. La eficiencia de la transpiración y de la regulación de la temperatura depende en gran media del contenido de agua en el subsuelo, del tamaño de la planta, de la densidad del follaje, de la forma de las hojas y de los patrones de ramificación. Por eso al inicio comenté que no todo es cierto cuando se informa que todas las plantas reducen la temperatura ambiental, un bajo número de plantas pequeñas en casa no serviría de mucho, aunque éstas son importantes para mantener confortables los espacios. Realmente se requiere de una alta densidad de plantas no importa si son pastos, herbáceas, arbustos o árboles.
Incluso, hay plantas que pueden elevar la temperatura en algunos de sus principales órganos como las flores, inflorescencias, frutos o hasta en sus hojas. A estas plantas se les denomina termogénicas debido a que producen calor para subir la temperatura varios grados por arriba de la ambiental. Esto se conoce desde hace más de doscientos años, cuando el médico y botánico Jean-Baptiste Lamarck observó el aumento de temperatura en las flores de una arácea como Philodendron selloum y se ha documentado el mismo fenómeno en especies de Nelumbonaceae como la flor de loto (Nelumbo nucifera) y en gimnospermas como las cicadáceas. En este caso, la generación endógena de calor que ocurre en algunas flores, constituye una adaptación que aumenta la tasa de polinización a través de la liberación de atrayentes químicos pero que además proporciona una recompensa de calor a los insectos polinizadores y está asociada con la protección de las flores a bajas temperaturas.
Lo que es definitivo, es que la transpiración de árboles en pequeños jardines, en parques, en las calles y en los bosques, disminuye la temperatura al aumentar la humedad ambiental, manteniendo la temperatura en niveles medios ideales, reduciendo las altas y aumentando las bajas.
Las plantas, pero principalmente los árboles además de regular la temperatura en las ciudades, son importantes pulmones ya que filtran el aire y reducen la contaminación, aumentan la permeabilidad y disminuyen la erosión de los suelos, producen materia orgánica por la caída de las hojas, pero además son el hábitat de innumerables especies, desde microorganismos e insectos benéficos hasta pequeños reptiles y mamíferos, y sin duda alguna, para una infinidad de aves.
Camina a pleno sol por una banqueta con árboles y en otra sin ellos, seguro comprobarás la importancia de las plantas en regular la temperatura ambiental. Ahora bien, el plantar más árboles y cuidarlos, contribuirá a disminuir la temperatura en nuestra ciudad, pero la solución no es sembrar cualquier árbol ya que deben de elegirse especies adecuadas para cada clima, suelo y el tipo de beneficios que éstas ofrezcan, pero lo más importante es la sombra que éstos generen. Los árboles con una mayor cubierta en las copas, son los mejores para disminuir la temperatura ambiente.
Fotografía: Adam Nemeroff | Unsplash
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