El título podría remitir a la decencia, “pero eso a las plantas ni les va ni les viene”, nos recuerda el colaborador de Cienciario en este texto publicado en octubre del 2018, quien aborda el mecanismo para la dispersión de las semillas
Rafael Salgado Garciglia
El título es para invitarte a leer este interesante artículo, haciendo creer que hablaré sobre la decencia de los frutos, pero eso a las plantas no les va ni les viene. Indehiscente y dehiscente, son palabras que se refieren al mecanismo de abrir los frutos para la dispersión de las semillas.
Los frutos son los órganos producto de la reproducción sexual de las plantas que alojan y protegen las semillas de las angiospermas, los que han desarrollado diversas formas para su dispersión.
La dehiscencia de los frutos se define como el proceso de apertura para liberar las semillas, una vez que éstos llegan a la madurez, que puede producirse por diversos factores y mecanismos. Cuando esto ocurre de manera espontánea, al proceso se le denomina autocoria, en el que los frutos, generalmente los secos, por cambios en la turgencia de algunos tejidos, propician la liberación de las semillas. Aquellos frutos que no presentan este proceso en sus diferentes tipos, se nombran indehiscentes. Recordemos que turgencia es la expansión de las células cuando éstas absorben agua, ejerciendo junto con otros fluidos una presión sobre la membrana celular, tensándolas.
Frutos dehiscentes
La dehiscencia se clasifica según el mecanismo de apertura del fruto, éstos se abren según las estructuras internas o externas, aunque hay diversas distinciones, de forma general se agrupan en: longitudinal, en la que los frutos se abren por hendiduras longitudinales como la septicida, septífraga, loculicida, placenticida y placentífraga (ej. cápsulas de algodón, vainas de algunas leguminosas, silicuas de diversas especies, folículos de asclepias, frutos de cedros, de eucaliptos, etc.); transversal, cuando se desprende un tipo de tapa del ápice del fruto (ej. plántago); poricida o foraminal, frecuente en frutos que forman pequeños orificios por donde salen las semillas (ej. amapolas); y elástica, un tipo de apertura brusca de los carpelos que al abrirse, lanzan las semillas a cierta distancia.
Los frutos que corresponden a esta última clasificación, presentan una forma impresionante de dehiscencia, ya que “disparan” las semillas cuando los frutos están maduros o cuando son tocados o movidos por el viento. Hay varios frutos con este tipo de dehiscencia explosiva, a los que se les denomina disilentes, como los frutos de Ecballium elaterium comúnmente conocido como “pepinillo silvestre o del diablo”, cuando se tocan, se separan de la planta en forma rápida y dispara las semillas a larga distancia. Los frutos de algunas especies de geranios y de “belenes” (Impatiens spp) también muestran este mecanismo.
Te invito a ver este video en el que diversos frutos dehiscentes de manera explosiva lanzan sus semillas (Video: https://www.youtube.com/watch?v=FvCaDK_rlCk)*.
Frutos indehiscentes
Este tipo de frutos mayormente son los carnosos, los que tienen pulpa, como los tomates, aguacates, uvas, duraznos, aceitunas, manzanas, cítricos, melones, papayas, sandías y chiles, entre muchos otros más. Sin embargo, diversos frutos secos como los cacahuates, girasol, nueces, almendras, las vainas de parota o de algunas especies de mimosas (Mimosa pellita), las sámaras o frutos alados de olmos, arces y truenos, los aquenios, o los frutos de gramíneas como maíz y trigo, son considerados indehiscentes, ya que no se abren para liberar sus semillas. Todos ellos carecen de mecanismos de liberación de sus semillas, por lo que requieren llegar hasta la putrefacción, romperse o ser comidos por un animal, para liberar o dispersar sus semillas.
Ahora ya sabes el significado de estas dos palabras «dehiscente e indehiscente», mecanismos importantes que han desarrollado los frutos para la dispersión de semillas, un proceso necesario para la colonización de sitios óptimos para la germinación, de nuevos sitios, para escapar de sus predadores y de la competencia de otras plantas, así como también para mantener la diversidad de una comunidad.
Fotografía, Pixabay.
*El video a que alude el autor está ubicado en la portada de Cienciario.
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