En un contexto con sismos recientes y nuevas fallas geológicas en la capital, el texto que ofrecemos y que fuera publicado en el año 2017 por Cienciario, alude en la voz y autoridad de un especialista al siempre riesgoso campo de la desinformación en un momento de miedo y desconocimiento hacia fenómenos naturales.
Víctor Hugo Garduño Monroy
El escenario de México es el de un espacio de la Tierra que surge con la interacción de varias placas tectónicas, donde por ejemplo la interacción de la placa de Cocos y la norteamericana fueron las que generan el sismo de 1985. El sismo del 7 de septiembre de este año se genera en la interacción de tres placas, la norteamericana, la de Cocos y la del Caribe, no es un sismo tradicional, tiene sus bemoles, que los científicos deben estudiar y ver cuáles son las condiciones que lo generaron.
Todo esto debe entrar en un esquema de investigación seria, donde se analicen los registros sísmicos y se establezcan modelos coherentes y no azarosos.
Como ya se ha difundido es un sismo muy fuerte (8.2) con grandes daños en Chiapas y Oaxaca; de hecho, estas dos regiones de México son de las más sujetas a peligros sísmicos. Pero en un contexto de riesgos, en el centro de México o bien en Mexicali o en la región de Motoncitla, Chiapas, existen fallas donde la generación de un sismo de 5 a 6 de magnitud podrían causar daños más importantes, que los de los sismos del 19 de septiembre de 1985 o del 7 de septiembre de este año, en la Ciudad de México o ciudades como Toluca, Morelia, Guadalajara, Motocintla, entre otras. Estos últimos sismos tienen la característica de liberar su energía debajo de muchas de las ciudades mencionadas, lo que causaría daños impresionantes en la economía de México, ya que no se tiene un plan claro de los efectos económicos de un sismo.
Los trabajos de investigación nos sugieren tiempos de recurrencia, pero que no son métodos que arrojen fecha y hora de sismo, simplemente por ahora nos sugieren tiempos de recurrencia, pero jamás el día y la hora. En este contexto los estudios de investigación sugieren recurrencias y posibles magnitudes, estos datos son útiles para establecer las zonas de riesgos en zonas urbanas, información que es vital para prevenir a la población de escenarios futuros en el momento de que se active un sismo. Otros datos que la ciencia puede aportar las aceleraciones del terreno y sus periodos, datos que son indispensables para establecer los reglamentos de construcción y llevarlos a ser eficientes como el de la Ciudad de México. Toda esta información sale del monitoreo sísmico, de estudios de microzonificación sísmica, de estudios de Paleosismología.
Por otro lado, cuando se presentan estos eventos devastadores, surgen opiniones irresponsables que solo lleva a ser mayor el miedo mexicano que se encuentra ya enclavado en la cultura del mexicano. Esta puede resultar una estrategia de grupos para mantener ocupada la mente de sus pobladores y así, no vean los actos de corrupción, desigualdad, que generan nuestras autoridades a todos los niveles. Aquí es importante no creer lo que se quiere inducir a la sociedad, para que la población se mantenga en un estado de miedo, por cierto, ya arraigado en nuestra vida cotidiana: tenemos miedo de la violencia, de la inseguridad, de la mala educación, de la reducción de presupuesto a la salud y a la educación y ciencia. Por otro lado, hay mexicanos que roban al país y viven sin ningún remordimiento y miedo, porque son los que hacen la filosofía del miedo, para no ser descubiertos.
Es importante que con estos escenarios de eventos excepcionales la población se mantenga informada, con información de las instituciones universitarias que sean referencia a nivel mundial y/o nacional. Por desgracia las redes sociales nos informan, pero en estos periodos de crisis, surgen muchos esotéricos, oportunistas, que hacen ver a la Ciencia, como un dialogo superficial y dirigido a gente insegura, que, en lugar de creer en ésta, mantiene estrecha relación con los desinformantes de la ciencia, que se dicen profesores o investigadores, pero que solo deberán ser nombrados como simples bufones que aprovechan la filosofía del miedo para destacarse.
Sismos, Ciencia y desinformación, los dos primeros ya son parte de los recursos que el hombre tiene para generar información. Los dos segundos se consideran para mantener ocupada a la población y que sea ella misma la que se proteja en todos los aspectos. En resumen, el investigador debe hablar con los términos de ciencia ante los irresponsables desinformantes.
Por último, la brecha sísmica de Petatla- Zihuatanejo, tiene acumulada energía por más de 40 años, podría liberarse con un sísmos 8.2, sin embargo, los estudios de Paleosismologia en el sistema de fallas Morelia Acambay, podría dar lugar a un evento sísmico entre 6 y 7 de magnitud, escenario que podría ser devastador en la ciudad de Morelia.
Imagen, Pixabay.
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Víctor Hugo Garduño Monroy fue un destacado investigador de la Universidad Michoacana, considerado autoridad en materia de sismos y fallas geológicas, de las que advirtió además su riesgo al asentarse en zonas pobladas dentro de la periferia urbana de Morelia. Garduño Monroy nació en Zitácuaro, en 1954. Se graduó como Ingeniero Geólogo en 1977 por el Instituto Politécnico Nacional; su maestría y doctorado los realizó en la Universidad de París, Francia. Murió el 15 de octubre del año 2019. |