Al 14 de junio, estos núcleos asentados en 12 países ya reportaban contagios por el coronavirus. “Son grupos vulnerables porque enfrentan abandono del Estado y los servicios que reciben son de última categoría”, de acuerdo con el investigador Nemesio Rodríguez.
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Con riesgos para su sobrevivencia como etnias o habitantes originarios, un promedio de 214 grupos indígenas y de población negra se encuentran afectados en América Latina por el virus SARS-CoV-2 causante del coronavirus.
La cifra, estimada hasta el 14 de junio, es parte del muestreo que realizan investigadores del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la UNAM, quienes realizan un mapa sobre los Pueblos indígenas y negros de América Latina impactados por COVID-19.
Los 214 grupos se ubican en 12 países y, según el reporte con la fecha citada, “ya habían sido alcanzados por la pandemia, y la expectativa es que aumenten los casos en la región”, de acuerdo a una nota que difunde la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM.
Nemesio Rodríguez, investigador de la sede Oaxaca del Programa, comentó en la misma información, “que desde abril empezaron a recibir información, generada por las mismas organizaciones y movimientos de esos pueblos, sobre contagios y decesos a causa de COVID-19, y decidieron mostrar cómo se expande el SARS-CoV-2 en estos grupos. El reporte se actualiza cada 15 días”.
En el primer informe realizado a finales de mayo, “eran 148 grupos de 10 países afectados por el nuevo coronavirus, pero en los siguientes 15 días se sumaron otros 66 grupos, dando un total de 214 para el conjunto de naciones de América Latina. Además, en 47 de ellos se sigue reportando la propagación del virus”.
“Decidimos mapear cómo se iba dando esta expansión y darle un tratamiento diferente al de los ministerios de salud de América Latina, porque uno de los faltantes es precisamente esta variación étnica”, dijo el especialista.
Estos grupos, explicó Rodríguez, son más vulnerables al SARS-CoV-2 por el abandono que sufren del Estado y porque los servicios que reciben en general “son de última categoría”: no cuentan con agua o tienen dificultades para acceder a ella; en los centros de salud no hay insumos ni la infraestructura requerida. “Si no cuentan con elementos suficientes para atender los problemas normales, mucho menos en una estructura de pandemia”.
Para el académico, “la pandemia en estos grupos es peligrosa, pues en algunos casos puede llevar a su desaparición, principalmente en los que involucran países de la cuenca Amazónica; en algunos casos se podría hablar de genocidio, ante la actitud deliberada de autoridades para que se contagien. Hay grupos muy pequeños de 100 a 150 personas y los primeros afectados son los que guardan la memoria, es decir, los viejos. La situación es grave”.
También destacó que en los lugares donde están asentados estos grupos se sobrepone la economía a la vida y la salud. Por ejemplo, la minería legal e ilegal ha seguido operando, así como las explotaciones forestales, las invasiones de tierras y los megaproyectos en los territorios con marcadores históricos étnicos.Toda la documentación que el especialista recaba, junto con su colaboradora Flora García Silva, será incorporada al Banco de Datos sobre Salud (www.imezinal.unam.mx/saludynutricion), ya existente, y junto con otros bancos de datos, en proceso de construcción, serán la base del ATLAS II Impactos de Megaproyectos en Zonas Indígenas y Negras de América Latina.
Imagen, Pixabay.