“Hasta el invento del microscopio, allá por 1677, el mundo era macroscópico, existía solo lo que podíamos ver y la capacidad del ojo humano es muy pobre, puede ver cosas mayores de 100 µ (0.1 mm), de manera que lo más pequeño no tuvo existencia para nosotros hasta que el microscopio óptico nos lo reveló, permitiéndonos ver desde 100 µ a 100 nm (0.0001 mm) y luego el microscopio electrónico nos llevó al mundo tan pequeño como 100 nm hasta 1 Å (0.0000001 mm), lo que posibilitó descubrir todo un universo en lo invisible.”
Horacio Cano Camacho
Confieso que ese nombre, para un artículo de divulgación, está muy extraño, pero a mí me gusta la palabreja. No sé por qué, pero me parece misteriosa y ahora está de moda. Así que no se me ocurre mejor nombre.
Hace algunos años, me invitaron como jurado en un concurso de preparatoria sobre la construcción de modelos y maquetas de la célula. Los chicos se afanaron en una muestra de ingenio y creatividad. Hicieron modelos de papel maché, tela, hasta células construidas con gelatina. De verdad, el premio se lo merecían todos ellos.
Pero, una cosa que llamó mucho mi atención fue la forma que le dieron a los organelos, que son las estructuras subcelulares. Una célula es en realidad un sistema complejo que integra funciones bioquímicas con estructuras anatómicas. El sistema se encuentra separado del ambiente por una membrana, la llamada membrana celular y los organelos son subsistemas separados también por esta barrera, de modo que así como la célula está separada del medio, cada organelo está separado del medio intracelular de la misma manera. Separar el “adentro” del “afuera” es fundamental para la función celular y subcelular. La coordinación de todas las funciones, la construcción de todas las estructuras subcelulares y la comunicación con el exterior está controlada y reside en los genes, que están guardados en un compartimento llamado núcleo.
Hasta el invento del microscopio, allá por 1677, el mundo era macroscópico, existía solo lo que podíamos ver y la capacidad del ojo humano es muy pobre, puede ver cosas mayores de 100 µ (0.1 mm), de manera que lo más pequeño no tuvo existencia para nosotros hasta que el microscopio óptico nos lo reveló, permitiéndonos ver desde 100 µ a 100 nm (0.0001 mm) y luego el microscopio electrónico nos llevó al mundo tan pequeño como 100 nm hasta 1 Å (0.0000001 mm), lo que posibilitó descubrir todo un universo en lo invisible.
Antes del microscopio electrónico y sus derivaciones más avanzadas, como el microscopio de barrido, que permite construir imágenes 3D, las vistas de lo más pequeño, como las células que miden entre 10-20 µ las humanas, y menos de 1 µ las bacterias. Eran imágenes “muy planas”, de manera que las estructuras dentro de las células aparecían todas como compartimentos planos en una sola dimensión, y solo los imaginábamos como estructuras esferoides.
De manera que los chicos del concurso interpretaron lo que les decían los libros y sus profesores y crearon organelos prototípicos, que suelen estar lejos de la realidad. Por ejemplo, las mitocondrias eran representadas como “frijolitos” con sus sistemas membranales internos parecidos a una huella dental. En realidad, las mitocondrias tienen una enorme diversidad de formas y tamaños dentro de las células, y la de “fríjol” es más bien rara.
La otra estructura representada extrañamente era el nucléolo, que construyeron todos como una esfera dentro del núcleo, una suerte de núcleo esférico, dentro de la otra esfera que representaba al propio núcleo y rodeando a esta esfera subnuclear, estaban los cromosomas como una X, que en la realidad solo asumen esta modalidad en el momento de la división celular y el resto del tiempo se parecen más a una madeja enredada, como un collar de perlas, plegado sobre si mismo, que por supuesto no podemos ver, a menos que tengamos un microscopio muy potente.
En fin, que el nucléolo es una región del ADN, propiamente un dominio, no una estructura compartimentalizada dentro de otra. Imagine que vemos una fotografía de la Tierra desde gran altura, los detalles finos, por ejemplo, de una ciudad, los veremos como una mancha densa, a menos que el instrumento tenga una enorme resolución. Cuando se miraba la célula con nuestros microscopios muy modestos, el núcleo se veía como un esferoide que se teñía con ciertos colorante especiales que revelaban un material denso que captaba el color, y dentro de esta mancha, se alcanzaba a ver una zona aún más densa, lo que se interpretó como un “subcompartimiento”, cuando en realidad se trata de una región del ADN muy activa, tanto, que en la fase de desarrollo de la célula está cargada de proteínas que trabajan sobre el ADN y van generando ARNr (ribosomal), lo que se observa en la fotografía o al lente del aparato, como una mancha aún más densa.
Los profesores y profesoras, en su afán por traducir explicaciones complejas a términos sencillos fácilmente entendibles (si de verdad lo comprenden ellos mismos), a veces simplifican tanto que en realidad los estudiantes se quedan con explicaciones erróneas, que luego es muy difícil corregir. Estos “preconceptos” se arrastran durante toda la vida y se van reproduciendo, formando ideas equivocadas que luego nos dificultan la comprensión de temas más complejos. He visto documentales en donde aparecen las mitocondrias echando chispas y con rayos eléctricos, para “explicar” que allí se genera la energía de la célula, pero eso es más falso que las galletas de animalitos de bombón. La energía biológica nada tiene que ver con electricidad.
Tampoco nosotros “quemamos” grasas cuando hacemos ejercicio o trabajo o el ATP (llamado “combustible” de la célula), se rompe y “libera energía” como una bomba atómica, cuando se “rompe” su “enlace de alta energía”, ni hay alimentos “energéticos” o alimentos que proporcionan energía, como si nos cargaran de gasolina, ni hay alimentos que “contengan” calorías; mire nada más, como ejemplo de estos errores o preconceptos, la caloría es una medida de la energía, equivalente a 4,185 julios, equivalente a la cantidad de energía que se requiere para elevar la temperatura de 1 gramo de agua en 1°C de 14.5°C a 15°C a presión normal…
Tampoco un alimento que no contenga trigo o una gramínea muy cercana, contiene gluten; ni hay vegetales con colesterol, de manera que, quien nos ofrece chocolate o leche o cualquier otro producto sin gluten, o frijoles, aceite o lechugas, sin colesterol, es una simple y vil mentira, que aprovecha las explicaciones equivocadas y erróneas que nos dieron en la escuela o nuestra escasa cultura científica.
Seamos cuidadosos con las simplificaciones… otro día hablaremos del nucléolo que es interensantísimo.
|