Un ritmo atroz y de costos trágicos es el que marca la depredación sobre los recursos naturales del planeta, con más de 150 especies condenadas a la extinción por día, fenómeno que ha impactado la estabilidad climática en aras de la expansión de proyectos empresariales, extracción de minerales y un cambio de uso del suelo que deforesta grandes extensiones.


Raúl López Téllez

Escenas que se consideraban propias del cine, como ver animales salvajes rondar basureros y barrios urbanos, o migraciones humanas hacia lugares con menos inestabilidad climática y mayor disposición de alimentos, se han acentuado en los últimos años, sumados al derretimiento de los glaciares que ya han desaparecido islas en algunas zonas de la Tierra ante el aumento de los niveles del mar y de las altas temperaturas en un calentamiento global sin precedentes.

La alerta no es nueva, el futuro nos alcanzó. Hace ya casi cinco décadas que los investigadores del Cambio Climático advirtieron de consecuencias que hoy están a la vista por la depredación del medio ambiente. Como muchas otras alertas, ésta ha sido desoída, sobre todo por las grandes potencias que mantienen la generación de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, como los Estados Unidos y China, con gobernantes que han sido reacios opositores incluso a creer que la debacle ecológica tiene una causa humana, no obstante los números y la estadística de una caída que parece irreversible y en la que los investigadores en estos días advierten también como el escenario propicio para la irrupción de enfermedades nuevas y virus como el hoy temido coronavirus.

“La hora de la naturaleza”, es el lema que para este 2020 eligió la Organización de las Naciones Unidas en torno al Día Mundial del Medio Ambiente, adorno retórico que aquí y allá es superado ampliamente por el arrase más que por medidas de mitigación. Simplemente en nuestro estado, el saqueo de recursos forestales para propiciar el cambio de uso del suelo no es nada nuevo: en 30 años ha perdido casi el 70 por ciento de su superficie boscosa, más de 3 millones de hectáreas y sólo restan 1.5 de su potencial silvícola, según lo refiere el reportero Ernesto Martínez Elorriaga en La Jornada del 21 de abril del 2019 (https://www.jornada.com.mx/2019/04/21/estados/022n1est)

El balance de las pérdidas, viene de hace más tiempo. Desde el 2007 la misma ONU calculaba en 150 especies diarias la extinción global a consecuencia del deterioro del medio ambiente. «Estamos experimentando la mayor ola de extinciones después de la desaparición de los dinosaurios. Cada hora, tres especies desaparecen. Cada día, más de 150 especies se pierden. Cada año, entre 18.000 y 55.000 especies se convierten en extintas», declaró en ese año el secretario ejecutivo de la Convención para la Diversidad Biológica de la ONU, Ahmed Djoghlaf.  

Contaminación, con el plástico como elemento no degradable y que se ha encontrado en prácticamente todos los confines de la Tierra, uso de agrotóxicos y el deterioro de la corteza terrestre con prácticas industriales como el fracking, serían los escenarios que persisten en este 2020 sobre el débil estado de salud medioambiental.

Hasta el año anterior, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, “en México hay 665 especies amenazadas, que van del estado ´crítico´ al ´vulnerable´. De todas estas, 71 especies son aves, 96 mamíferos, 98 reptiles, 181 son especies marinas y 219 son anfibios.

“En segundo lugar se encuentra Indonesia, con 583 especies amenazadas, seguido por Madagascar, India, Colombia, Estados Unidos, Ecuador, China, Brasil y Perú. En total son 27,000 las especies que enfrentan un riesgo de extinción en el planeta, es decir, el 27% de todas las especies de las que tiene conocimiento el ser humano”.

Crece asesinato de defensores ambientales

Comunidades despojadas de territorios y recursos, son una extensión de esta degradación en el aspecto social. Pérdida o contaminación de afluentes dejan sin agua y recursos hídricos en general no sólo a comunidades indígenas en México, sino también a entornos urbanos que ante la resistencia, ven la indolencia de autoridades ambientales y la franca represalia que en sus extremos más trágicos incluye el asesinato de quienes han alzado la voz en su defensa y contra los intereses empresariales y gubernamentales.

Hasta este 2020 y en un lapso de ocho años, han sido asesinados 83 activistas ambientales en México, de acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA). De acuerdo con el CEMDA, México al igual que Filipinas, India, Brasil y Guatemala, son los países donde más agresiones ocurren contra ambientalistas. Más de la mitad de las agresiones, se han dado en América Latina, a la par del avance de compañías mineras, de las que no escapa el estado. https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/18/ong-asesinaron-a-83-activistas-ambientales-en-mexico-en-8-anos-1764.html

A escala mundial, 164 defensores del medio ambiente fueron asesinados en el año 2018, según cifras de Global Witness.  

Cabe recordar que en el estado, igual suerte han corrido tanto defensores de territorio en la Costa Nahua de Ostula y Aquila, como en la zona de reserva de la Mariposa Monarca, donde fueron asesinados Homero Gómez y Raúl Hernández Romero, en enero y febrero de este 2020, ambos reportados como desaparecidos antes de ser localizados sin vida.

En Morelia, cabe referir la oposición del Movimiento Ciudadano en Defensa de la Loma (MCDL), luego que tras la modificación del Área Natural Protegida por parte del gobierno estatal en la zona de Santa María, se impuso la construcción del Ramal Camelinas para beneficiar el acceso a una zona exclusiva de la ciudad. La Loma no ha dejado de ser presa de proyectos impulsados por la propia autoridad municipal, como la expansión urbana también denunciada por el MCDL y los incendios que en la semana que concluye se han registrado en los linderos del Ramal, presuntamente para propiciar el cambio de uso del suelo.

De acuerdo con la asociación Global Witness, “la criminalización y las demandas civiles se están utilizando para reprimir el activismo ambiental y la defensa de los derechos a la tierra en todo el mundo, incluso en países desarrollados como Estados Unidos y Reino Unido”. El “uso y abuso de leyes y políticas», se utiliza de acuerdo a GW, para intimidar a defensores, familias y comunidades, con amenazas que provienen principalmente de la minería e industrias extractivas (43 por ciento de los casos), agroindustria (21%), defensa del agua y represas (17%) y la industria forestal (13%). https://www.dw.com/es/global-witness-164-defensores-ambientales-fueron-asesinados-en-2018/a-49798625

Imagen tomada de internet.