En la COP27 México anuncia su compromiso de reducción del 30 por ciento de gases de efecto invernadero, anuncio que causa extrañeza cuando desde acuerdos anteriores el gobierno mexicano se ha caracterizado por incumplir con acciones de mitigación. La cuestión que nos toca seguir atentamente como ciudadanos, es la brecha que existe entre la verdadera acción y los discursos o la ambición política.

 

Leonor Solís

México anunció este sábado 12 de noviembre que aumentará su objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) e impulsará el desarrollo de energías renovables. El plan es incrementar su objetivo desde el 22 por ciento al 35 por ciento de reducción de sus emisiones para el 2030, lo anunció el canciller Marcelo Ebrard, en la Conferencia de las Partes que se está celebrando en Egipto: la COP27. El anuncio del canciller lo hizo acompañado del enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry, dado que esta propuesta se hará en conjunto con Estados Unidos en un proyecto que representará inversiones por 48 mil millones de dólares.

El canciller mencionó que esto significa duplicar esfuerzos e inversiones en energía limpia, que representa la generación del doble de la emisión actual de energía limpia para 2030: 40GW (Gigavatios) más, en los próximos ocho años. Requiere también duplicar las inversiones para esta década en cuanto a fuentes de energía hidroeléctrica, solar, geotérmica, eólica. “Significa una expansión de 2 millones más de hectáreas de áreas naturales protegidas en nuestro país, proceso de reforestación de un millón y medio de hectáreas con más de 1.1 millón de árboles sembrados, así como acelerar la electromovilidad y la eficiencia energética”.

El canciller afirmó que «se movilizarán desde el sector público y privado para duplicar la capacidad de generación de energía limpia en México y reducir 52 millones de toneladas de carbono. Esta es, sin duda, una de las contribuciones más destacadas de los países del G20 durante esta década a la acción climática. Esta decisión será uno de los temas principales de la Cumbre de Líderes de América del Norte del próximo mes. Permitirá, junto con los esfuerzos de Estados Unidos y Canadá, que la región de América del Norte tenga una de las transiciones energéticas más eficientes del mundo».

El enviado estadunidense John Kerry destacó que México tiene una “extraordinaria disponibilidad de sol, una extraordinaria disponibilidad de energía eólica” y que poner fin a la quema de gas le ayudaría a ahorrar un estimado de mil 700 millones de dólares. “Es un cambio enorme y significativo con respecto a la situación de México el año pasado en Glasgow”, dijo Kerry a reporteros, añadiendo que fue la culminación de un largo trabajo bilateral.

Estos datos son totalmente contradictorios con la posición de México en los últimos años con respecto a sus políticas de cambio climático, en principio parecen buenas noticias, pero es importante contrastar la información con lo que ha ocurrido desde el 2016.

Teniendo en cuenta el papel que tiene nuestro país como emisor de gases de efecto invernadero, México se encuentra en la lista de los 15 países que son los principales emisores de estos a nivel mundial. Acorde a la página World Population Review, en 2021 México ocupa la doceava posición mundial de emisión de gases de efecto invernadero. En las cumbres climáticas se espera que los países que son los principales emisores, también presenten los más ambiciosos planes de reducción de emisiones que contribuyen al cambio climático global.

Nuestro país es el segundo mayor emisor de América Latina. El año pasado en la COP26 celebrada en Glasgow, México fue catalogado como un país altamente insuficiente en sus compromisos climáticos por Climate Action Tracker, mostrando de que somos un país que iba en la dirección contraria a las negociaciones globales, puesto que el gobierno mexicano ha estado promoviendo las carboléctricas y las refinerías, privilegiando el uso de combustibles fósiles, que son los emisores de GEI. Tras las grandes críticas internacionales, el gobierno se comprometió el año pasado a ampliar sus objetivos en materia de cambio climático y a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

En 2015, los países firmantes del Acuerdo de París entregaron, de manera voluntaria sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) para apoyar con la reducción de emisiones de GEI, con un periodo de cumplimiento de 2020 a 2030 para apoyar con la reducción de emisiones para la década de 2020. En 2016 se hizo una evaluación de las metas de los países y se encontró que aún si todos cumplían al 100 por ciento, no era suficiente y por el contrario estaban muy lejos de lograr la reducción de emisiones necesarias para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

Desafortunadamente México no modificó sus metas de emisiones desde el 2016, particularmente en la COP26 en Glasgow, quedó en muy mal papel al ratificar las mismas metas de reducción de emisiones que presentó en 2015 con el Acuerdo de París. Esto significa reducir 22 por ciento de sus emisiones de GEI y 51 por ciento sus emisiones de carbono negro para 2030 y sin marcar sus objetivos de reducción de forma clara ante la COP.

Quedó mal porque en el 2018 el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) presentó el Reporte Especial 1.5°C, donde se señaló la urgencia de metas más ambiciosas, basadas en los estudios científicos de los últimos años, que implicaba cambiar la visión de no sobrepasar los 2°C a 1.5°C para buscar que no lleguemos a ciertos puntos de inflexión planetaria con consecuencias catastróficas para la humanidad. Para lograrlo requerimos un esfuerzo planetario y reducir cuando menos 45 por ciento las emisiones globales de GEI respecto de las que teníamos en el mundo en 2010. El análisis plantea la meta de cero emisiones para 2050.

Aunque el Acuerdo de París estableció que a los cinco años los países volverían a presentarse con metas revisadas, es decir más ambiciosas, en 2018 el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, lanzó una iniciativa complementaria al Acuerdo de París, mediante la cual llamaba a los países a firmar un compromiso complementario en materia de reducción de emisiones, con la intención de llegar a cero emisiones en 2050. La ONU convocó no solo a los países, sino a empresas privadas y gobiernos subnacionales a comprometerse con la meta mundial.

Esto ocasionó que al interior de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), privara la idea de que los compromisos iniciales no eran suficientes y que no se debía esperar hasta 2020 para replantear los objetivos con nuevas metas. El 2020 se convirtió entonces en una meta para que los países entregaran nuevas NDC con metas más ambiciosas. Fue precisamente que así, el año pasado en la COP26 celebrada en Glasgow, todos los países de G-20 exceptuando el nuestro, entregaron dichas metas revisadas, lo que dejó a México en muy mala posición.

Este año, como vemos, ha cambiado la situación y afortunadamente México presentó un mayor compromiso de reducción de GEI para esta década. La cuestión que nos toca seguir atentamente como ciudadanos, es la brecha que existe entre la verdadera acción y los discursos o la ambición política. Queda claro que ahora Estados Unidos y Canadá presionarán a nuestro gobierno para que cumpla ciertos compromisos. Pero lo cierto es que la gran contradicción del gobierno actual es que mantiene el subsidio a los combustibles fósiles; está construyendo una gran infraestructura basada en dichos combustibles con la Refinería Dos Bocas en Tabasco; la reforma eléctrica favorece también a los combustibles fósiles y hasta ahora no hemos visto proyectos nacionales que favorezcan el uso de energías renovables. Todas estas acciones van justamente en el sentido opuesto de lo que se necesita para mitigar el cambio climático a nivel nacional.


Fotografía: Patrick Hendry | Unsplash


Mi pasión personal y profesional es la comunicación ambiental, en específico la comunicación audiovisual ambiental. Trabajo realizando esa labor en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM. Soy miembro de la mesa directiva de la Asociación Internacional de Comunicación Ambiental y miembro fundador de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Me gustan muchas cosas muy disímiles, pero más me gusta la idea de compartir, compartir curiosidad, aficiones, gustos. Compartir y construir juntos. Por eso me dedico a compartir lo que me encanta y me parece importante. Encontrar otros que comparten lo mismo, hacen y no se dan por vencidos, es el regalo.  Espero nos encontremos en este camino.